Por Marina Amestoy
“Antes había querido ser los otros para conocer lo que no era yo.
Comprendí entonces que ya había sido los otros, y eso era fácil.
Mi mayor experiencia sería ser el otro de los otros;
y el otro de los otros era yo.”
Clarice Lispector
Encontrar en la re-repetición la diferencia para, luego, buscar en ella la unidad mínima; encontrar, a partir de esta, el matiz, la sutileza, el detalle y, desde estos materiales (y algunos más), poder componer. La creación es un acto difícil de explicar, y de entender, no así de ser; y para Leticia Mazur, Inés Rampoldi y Paulina Estela, creadoras de Watt, no es la excepción. No lo fue por el 2004, año de su estreno, ni en sus sucesivas re-reposiciones (felices siempre, por cierto), llegando a esta última del 2020 en el teatro El Picadero. Esta obra tiene, en esencia, esa capacidad de inventarse un nuevo nombre, aún siendo el mismo, cada vez que hace su aparición. O para seguir en la tónica de lo escrito: re-aparición, es decir un re-Watt, que se construye a partir de distintxs bailarines, interpretaciones, lecturas y músicas, pero sigue siendo la misma, al fin. A ver:
Estamos frente a una sala llena. El comienzo no se hace esperar. Florencia Vecino y Emilia Claudeville (fantásticas interpretes que se complementan casi a la perfección) esperan a que la luz dé de lleno sobre sus cuerpos para danzar la misma danza, con casi exactos movimientos, pero no. Nota mental: encontrar en la re-repetición la diferencia. ¿O acaso hay un cuerpo que baile igual que otro? Nunca el mismo baile funciona igual para un mismo soporte (cuerpo uno), menos aún para otro (cuerpo dos). Somos detalles de un todo cósmico y orgánico que al danzar se pone en evidencia. Por ejemplo, un ojo que nos mira viéndolo mirar ¿Podría decirse entonces que Watt encarna ese ojo? Podría decirse, sí. ¿Podría decirse que el ojo es, en este caso, cuatro bailarines que ocupan el escenario con sus eléctricos movimientos? Podría decirse, sí. Certeza encontrada: de este modo, la danza nos mira, mirándola. Somos otres cuando salimos de ver una obra, eso es sabido; pero aquí es tan evidente que se nos queda casi pegado y hablo de cuerpopegadodeobra, si se permite tal juego de palabras, porque unx sale bailando.
En Watt hay una ajustada coreografía, así también como una constante variable de improvisación pero con un riesgo lejos de la estrepitud o de una caída hacia una llana incertidumbre. Encontramos en estxs cuerpxs imposiblemente quietxs, relieves y ondulaciones, paisajes mentales que nos sugieren las luces frenéticas y electrizantes (gran trabajo de Ezequiel Gómez y Matías Sendón) cual fotos que parecen superponerse y hacernos viajar sobre y a través de nosotrxs mismos, porque esas imágenes detenidas de cuerpos aparentemente en suspenso, no solo nos atraviesan sino que nos sobrevuelan.
También hay un DJ en vivo, un gran Eduardo Ferrer, que se mueve junto a ellxs y a nosotrxs, que acompaña - y más que eso- el juego propuesto “del cuerpo a través de la música y el espacio” y logra sacudir/nos, mover/nos, y entender que, cuando la danza habla de la danza, o el cuerpo habla del cuerpo, es mucho menos complejo de lo que, a priori, podría creerse. No por ser materia hablando de la materia es menos primigenia la búsqueda: el movimiento es ese rudimento interior siempre pulsando.
Hemos de asumir que a veces miramos lo que nos mira, y que un mismo ojo nos mira mientras miramos. Este universo danzante que encarnan nuestros cuerpxs cuarenta y cinco minutos sentadxs observando, se transforma, hacia el final, en motivo coreográfico, cuando suenan esas canciones que invitan a movernos con ellxs, entre ellxs, siendo parte vital de un ritual poético y ancestral que es bailar porque sí, porque estamos vivxs, queremos y podemos hacerlo. En esa simpleza, tal vez, encontramos la pura y poderosa esencia de Watt. Véanla.
Ficha técnica: WATT
Dirección: Inés Rampoldi y Leticia Mazur
Asistencia de dirección: Ángeles Yazlle García
Interpretación: Emilia Claudeville, Florencia Vecino, Gianluca Zonzini y Leticia Mazur
Creación: Leticia Mazur, Inés Rampoldi y Paulina Estela
DJ: Eduardo Ferrer
Diseño de iluminación: Ezequiel Gómez y Matías Sendón
Diseño de vestuario: Camila Milessi y Emiliano Blanco (KOSTÜME)
Diseño gráfico: Pablo Bordenabe
Foto: Carlos Furman
Producción: Carolina Castro
Fechas y lugar: Viernes, 22.30hs en Teatro El Picadero (Enrique Santos Discépolo 1845)
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