El nuevo film del Wizarding World profundiza sobre la vida de Albus Dumbledore en un escenario político atravesado por el amor y la magia.
Animales Fantásticos 3: Los Secretos de Dumbledore desarrolla el comienzo de la guerra mágica entre los dos magos más poderosos del mundo, Albus Dumbledore (Jude Law) y Gellert Grindelwald, con un nuevo rostro (Mads Mikkelsen). El futuro incierto y los discursos de intolerancia sobre la otredad no mágica, los muggles, se extienden a lo largo del film para advertir que el mundo ya no será como lo conocemos. El mañana que se aproxima es una guerra contra las personas no mágicas. Las dos miradas polarizadas sobre el mundo que tienen nuestros protagonistas, no solo agrieta el contexto político-social de los magos, sino también enfrenta a dos personas que se aman por completo. La película nos permite ver un amor que se ve resquebrajado por la ambición y el poder ¿Hasta dónde llega el amor de un hombre hacia otro que tiene una cosmovisión tan opuesta a la suya?
La búsqueda de un líder del mundo mágico atraviesa la trama de la película. Magos o no, todos los humanos buscan lo mismo, la aclamación de un pueblo. En la obra, el despliegue de criaturas mágicas se desarrolla con encanto y brinda momentos de ternura y emoción. Cuando ellas aparecen, las escenas son espacios de respiro y risas que vienen de la mano de Newt Scamander (Eddie Redmayne), el magizoólogo que trata a estos animales desde el respeto y la empatía. Newt no busca domesticarlas, sino que es él quién está en constante transformación para adaptarse a su mundo. Así como también será este personaje quien se desplazará entre espacios nuevos y espacios conocidos por el espectador, como por ejemplo, el momento en el que los protagonistas vuelven a Hogwarts. Este es el centro de operaciones de los protagonistas antes del enfrentamiento mágico. Newt será el aliado principal de Dumbledore, sin embargo hay cosas que no debe saber si quiere triunfar ante Grindelwald. Al llegar al castillo, se construye un clima que puede remitir a un pasado en el que abundaba la inocencia y en el que la rutina escolar se mantiene protegida entre los muros del castillo. La evocación al Colegio de Magia y Hechicería trae al presente, mediante música y escenarios nostálgicos, veinte años de magia. Pero esta ya no se aprende sino que se ejecuta de formas extraordinarias, está en su punto máximo y se vuelve elemento de espectáculo para impresionar y danzar ante el espectador; pero a veces queda sólo en el espectáculo, sin una explicación clara de su uso. Esos niños aprendices de magos traen por un instante la ternura de un mundo nuevo por descubrir, pero también nos da a entender que la magia ya no se trata solo de eso.
Uno de los grandes cambios que tiene esta tercera película es la poca participación de uno de los personajes que fue protagonista en las dos primeras entregas, Porpertina “Tina” Goldstein, quien junto con Newt, buscaba salvar al mundo mágico de la oscuridad. No sólo se extrañó ver la química entre estos dos personajes y el vínculo que habían construido entre ellos sino también el rol activo que Tina desempeñaba tenazmente en el mundo mágico. En esta entrega, sus escenas no sólo son muy cortas sino que pierden toda la esencia de su personaje. La estaticidad de Tina no solo contrasta con la movilización de un comunidad ante la guerra inminente sino con las Tinas construidas anteriormente. La explicación es que ella ahora tiene un puesto de mayor poder del que debe hacerse cargo, es jefa de Aurores en MACUSA y no puede moverse de ese lugar. No tiene voz, con una sola línea de diálogo pierde sus pensamientos, su poder, su voz y su accionar. No habla, no expresa su postura. Está quieta. Tina contempla, mira, pero no actúa. No podemos dejar de mencionar que esta película se estrena dentro de un contexto problemático, donde los discursos de odio hacia la comunidad trans por parte de J. K. Rowling, autora de la saga de Harry Potter y co-guionista de las tres películas de esta nueva franquicia, inundan las redes sociales. En contraposición a su personaje, Katherine Waterson, la actriz que encarna a Tina, alzó su voz ante estos dichos y mostró una postura completamente opuesta, despegada de la imagen de la autora. Fuera de la pantalla fue puro movimiento y voz ante las declaraciones de odio contra la comunidad trans. Esta actitud no deja de remitirnos a una frase dicha por Dumbledore en este largometraje y que aparece por primera vez en la saga de Harry Potter ante el regreso de Voldemort, “Haz lo que es correcto, no lo que es fácil”.
El resto de los personajes se hacen eco de esta frase que se repite a lo largo de la saga en los momentos oscuros y se impregna en ellos ante el enfrentamiento con Grindelwald que busca oprimir a los muggles y a quienes los defiendan. El poder no debe tenerlo una sola persona, las batallas se ganan desde lo colectivo, la individualidad no puede ser artífice de todo. Por eso cada personaje tiene un rol importante para llegar al objetivo. Hacer lo que uno debe y no lo que es fácil es el camino que propone Dumbledore ante cada enemigo que se debe enfrentar. Son nuestras elecciones las que nos hacen quienes somos.
Ficha técnica-artística:
Título original: Fantastic Beasts: The Secrets of Dumbledore
Director: David Yates.
Reparto: Mads Mikkelsen, Jude Law, Eddie Redmayne, Ezra Miller, Katherine Waterston, Alison Sudol, Dan Fogler, Jessica Williams, Jeremy Azis, Fiona Glascott, Callum Turner.
Guion: J.K. Rowling, Steve Kloves.
Producción: David Heyman, Steve Kloves, Tim Lewis, J.K. Rowling, Lionel Wigram.
Música: James Newton Howard.
Fotografía: George Richmond.
Edición: Mark Day.
Diseño de producción: Stuart Craig, Neil Lamont.
Vestuario: Colleen Atwood.
País: Reino Unido.
Año: 2022.
Género: Fantástico.
Duración: 142 minutos.
Idioma: Inglés.
Productora: Heyday Films, Warner Bros.
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