Como si pasara un tren, la obra dirigida por Lorena Romanin, nos muestra la vida tranquila de Susana y Juan Ignacio, quienes viven de manera apacible y sin grandes sacudidas. Ella es una madre que se ocupa completamente del cuidado de su hijo, muchas veces en exceso, dando una sensación de asfixia y repercutiendo en que su hijo no pueda hablar abiertamente de sus anhelos porque de una manera u otra termina aplastando cualquier posibilidad.
Por su parte, Juan Ignacio, quien ya se muestra en escena mientras el público se acomoda para el comienzo de la función, es fanático de los trenes y se nos presenta con el halo de inocencia que rodea a los niños, a pesar de que ya se encuentra en la edad típica de la adolescencia y expresa mucha pasión al hablar de cosas que ama y de aquello que quiere con todo su ser. Esta aparente tranquilidad se ve revolucionada por la sobrina de Susana y prima de Juani, Valeria, quien es enviada por su madre desde la capital a esta pequeña ciudad del interior por un supuesto problema de adicción.
El contraste entre los personajes queda expuesto de inmediato. Susana es una mujer conservadora con pensamientos propios de una época ya pasada a la que es difícil contradecir por su fuerte temperamento y autoritarismo. Vale, por el contrario, habla de sus “amigues”, de sus salidas a boliches, de sus romances y de sus sueños con tanta naturalidad que genera que Juani encuentre al fin a alguien con quien compartir sus deseos más profundos sin sentirse juzgado o incomprendido por la brecha generacional o por la constante negatividad de su madre a la que, finalmente, se anima a enfrentar, pero siempre desde el amor.
La sala es muy linda y acogedora, con un ambiente y temperatura ideal, haciendo que toda la experiencia sea buena. Cuenta con una escenografía austera, que consta de una mesa y unas pocas sillas, dispares entre sí, un sillón de dos cuerpos, algunos juguetes desparramos entre los que destaca una vía y un trencito manejado a control remoto y cortinas plásticas para dividir esa sola habitación de las demás que no vemos pero es como si estuvieran. Sin embargo, no se necesita más para llevar a cabo esta historia donde uno se ve transportado a los diferentes momentos que atraviesa durante la hora y media de duración. Se utiliza un recurso entre escena y escena que es el de no hacer cortes, sino que se continúa con la siguiente sin que haya cambios aparentes.
Reina la emoción a lo largo de toda la obra. El espectador pasa de la risa al llanto y viceversa y, a veces, incluso, ríe y llora a la vez. La calidad actoral es indiscutible y la caracterización de personajes con cualidades tan diferentes entre sí pero que, en algún momento logran coincidir, genera algo único y muy lindo de ver. Una obra que conmueve y nos deja pensando una vez finalizada en la vulnerabilidad de las relaciones y en cómo nos manejamos nosotros mismos.
Ficha técnica: Como si pasara un tren
Dramaturgia y dirección: Lorena Romanin
Asistencia de dirección: Mariano Mandetta
Actúan: Silvia Villazur (Susana), Guido Botto Fiora (Juan Ignacio) y Luciana Grasso (Valeria)
Escenografía y vestuario: Isabel Gual
Coreografía: Juan Manuel Branca
Diseño de iluminación: Damián Monzón
Fechas y lugar: Sábados de enero 2020, 22.00 hs en Teatro El Picadero (Enrique Santos Discépolo 1845)
Por Jesica Gorosito
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