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Foto del escritorPaula Fernández

La ciudad del futuro: Efecto bisagra

Reconocido como Mejor Film Internacional en NewFest, festival LGBT de Nueva York y como Mejor Película Latinoamericana en el BAFICI, el film brasilero La ciudad del futuro retrata conservadurismos locales y la lucha por los derechos de las minorías.


Luego de tres años de su primer largometraje en conjunto (Después de la Lluvia), la dupla de directores brasileros Cláudio Marques y Marillia Hughes presentaron en el BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) su segunda película: La ciudad del futuro, la cual les valió el premio a la mejor película de Competencia Latinoamericana el pasado 30 de abril del 2017. Basada en la historia real de Milla, Gilmar e Igor, el film problematiza la conflictividad que surge de la elección tomada por los protagonistas de conformar una familia poco convencional.


Si bien, en un comienzo, la película se divide en dos ejes que parecen no tener conexión alguna más que transcurrir en la misma ciudad, esto se comienza a complejizar a medida que el film avanza. Uno de los ejes, en corte documental, refiere a la precariedad de la ciudad y sus dificultades económicas luego del exilio de la población durante el gobierno militar. Muestra parte de la historia de la ciudad, sus habitantes, sus miradas conservadoras y ortodoxas. Por otro lado, el segundo eje relata la historia particular de los tres personajes principales, focaliza su visión en cómo intentan escaparse de las ataduras de los estereotipos. Ambas problemáticas se construyen como polaridades que se retroalimentan por oposición a través de la construcción del relato.

El argumento que prima en esta historia, por su efecto dramático, es la forma en la que se ve afectada la libertad individual de cada uno de los protagonistas al querer conformar una familia que se sale de los estereotipos heteronormativos y monógamos. Milla es una profesora de teatro que queda embarazada de Gilmar, un profesor de historia en la misma escuela; Igor, por otro lado, es un joven de diecisiete años que mantiene una relación romántica con Gilmar. A medida que los jóvenes confrontan las continuas agresiones por parte de la comunidad conservadora, la historia documental sobre la conflictividad de la ciudad se entrelaza con la ficción a través de diversos relatos cortos de algunos habitantes de la ciudad que sufrieron las consecuencias del éxodo narrado anteriormente. De este modo, los dos ejes que sugiere la película se complementan de forma clara ya que Gilmar es quien investiga con sus alumnos sobre la historia de la ciudad y genera estos cruces en la trama.


Lo que hace posible que exista este juego entre el relato documental y ficcional es su construcción técnica. Uno de los elementos que permite dar cuenta de este paralelismo es la descripción espacial que presentan los momentos de reportaje, como los planos cortos a los paisajes y/o edificaciones del lugar. Así mismo, los momentos ficcionales escenifican, a través de la dramatización, los cuadros más significativos en los cuales se emplean planos largos que agotan la información visual y auditiva hasta producir cierta tensión en el espectador. A su vez, la utilización de la canción principal representa un hito fundamental en la constitución del relato de los protagonistas ya que suple la falta de diálogo dada en momentos determinantes.


La ausencia de palabra en las acciones llevadas a cabo por los protagonistas de La ciudad del futuro construye sentido a partir de las miradas de censura de sus coetáneos. Este silencio enfatiza el tabú de la sociedad y refleja su propio temor acerca de la libertad individual tomada por cada uno de los jóvenes que se refugian entre ellos para sobrevivir a las agresiones que reciben. De este mismo modo, la elección de los directores por no mostrar los momentos de mayor violencia refuerza el sentido en tanto permite rellenar el vacío de información por los espectadores, que suplen la falta gracias a la visibilización de las consecuencias del acto primero.


Finalmente, el film permite construir un efecto bisagra entre las dos corrientes narrativas con el fin de posibilitar una mayor aprehensión del contenido y por otra parte, de hacer visibles los problemas que se presentan, aparentemente disociados entre sí pero que, a fin de cuentas, reflejan las marginalidades comunes de trasfondo. Pensando en estas conexiones implícitas cabe preguntarse si es casual que la sociedad que tuvo que ser exiliada de su tierra natal pregone por el exilio de los protagonistas de la acción dramática. La paradoja atraviesa la narración para situarse además en el título del filme que se presenta como una afirmación –algo desesperanzadora– de lo que serán las ciudades del futuro.



Por Paula Fernández

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