Por Gabriela Gioia
“Los cadáveres no son lo mío, lo que me interesa es la muerte con 'M' mayúscula…” aclara Alex en esta particular historia de amor en los 80, en un pueblo francés que dará un retorcido giro donde lo gótico del romance será cuestionado por su entorno.
François Ozon, conocido por su cine como declaración queer durante la época de los 90 y hasta comparado con directores como Almodóvar y Fassbinder, por su humor satírico y su mirada sobre las mujeres, trae su última película: Été 85, una producción francesa-belga con Félix Lefebvre y Benjamin Voisin. La misma está basada en el libro Dance on my grave de Aidan Chambers, que es considerada una de las primeras novelas para jóvenes homosexuales incluida en American Library Association (ALA).
Estrenada en julio del 2020 en Francia, tuvo su paso por la selección oficial de TIFF, el Festival de Cannes, Toronto y San Sebastián. Además se convirtió en una de las primeras películas en ser estrenada en el cine tras la cancelación del Festival de Cannes por razones pandémicas. Arrastrado en un oscuro calabozo por un policía, en una escena cuasi teatral, Alex (Félix Lefebvre) de 16 años empieza a contar la historia de un cadáver que él conoció cuando estaba vivo y lo que sucedió entre ellos.
Hablando directamente a cámara nos interpela diciendo que si no nos interesa la historia del cadáver, que esta historia no es para nosotres. Alexis va a ir narrando la historia con una voz en off, interpolando entre su espera de un juicio junto a una trabajadora social y su pasado reciente junto a David. Así nos lleva inmediatamente a un flashback al verano pasado en una playa en Normandía donde Alex, con el bote prestado de un amigo, es interceptado por una tormenta que lo agarra desprevenido y es rescatado por David (Benjamin Voisin) de 18 años, el futuro cadáver.
Su relación sumamente intensa desde el principio, escala rápidamente de una profunda amistad, a compañeros de trabajo, ya que David logra convencer a su madre que trabaje con ellos en la tienda de su difunto padre, a salidas por la madrugada, bares y en un amor a escondidas donde las promesas dichas en momentos íntimos se volverán en palabras que pocas entenderán. Pero todo el amor de Alex hacia David se verá afectado cuando Kate, una turista inglesa, se interpone entre ellos.
No podemos no hacer una comparación con Call me by your name, la adaptación cinematográfica de Luca Guadagnino del libro de André Aciman, pero Été 85 tiene una vuelta un poco más retorcida. En la película francesa, la diferencia de edad no es tan grande, aunque si la experiencia en cuestiones del amor. Y estará en juego la idealización del primer amor, la obsesión y los estereotipos que recaen sobre este, cayendo en una inevitable tragedia.
La diferencia de iluminación de colores saturados en el pasado junto a David, al buen estilo kodak de esa década bañados por una luz dorada, marca una diferencia con los fríos desaturados, como Fuji, donde Alex esperando su juicio, escribe sobre lo sucedido el verano pasado. La fotografía de Hichame Alaouie acompaña esta mixtura de sentimientos evocando lo retro con la decisión de filmar en super 16, donde el ruido del grano es tangible en la imagen cargándola de nostalgia y melancolía.
Si hablamos a nivel sonoro, la elección no recae en un simple pop, sino que dentro de ese género busca la oscuridad misma de la música de The Cure, por eso utiliza “In Between Days” y, a modo de respuesta, trabaja la conexión entre las letras de las dos canciones, y nos trae “Sailing” de Rod Stewart. Lo agridulce de ambas melodías centrarán en la mente de Alex y en la burbuja protectora que lo coloca David.
El director no solo vuelve a sus raíces con esta película queer, sino que retoma esa novela que leyó de adolescente y quedó en su mente por muchos años. Lo que podría haberse quedado como una simple historia de la pérdida de un primer amor de verano, termina convirtiéndose en una tragedia terriblemente poética.
Quizá pase desapercibida por su estructura cliché y su concepto de pareja homosexual en los 80 con diferencia de edad. Pero algo que no tiene que envidiarle a otras películas de esta índole es su naturaleza literaria de un barroco moderno, devenido en tragedia. Y su música no solo es una contestación a los sentimientos de los personajes, al estilo de Dolan, sino que también el silencio de los cuerpos se convierten en uno más allá de la muerte.
Ficha técnica: Summer 85
Título original: Été 85
Dirección: François Ozon
Reparto: Félix Lefebvre, Benjamin Voisin, Philippine Velge, Melvil
Poupaud, Valeria Bruni Tedeschi, Isabelle Nanty, Aurore Broutin, Bruno Lochet, Laurent Fernandez, Samuel Brafman-Moutier, Philippine Veerman
Guión: François Ozon
Basada en: Dance on my grave, de Aidan Chambers
Música : Jean-Benoît Dunckel
Fotografía: Hichame Alaouié
Montaje: Laure Gardette
País: Francia
Año: 2020
Género: Drama, LGBT
Duración: 100 minutos
Idioma: Francés
Producción: Eric Altmayer, Nicolas Altmayer
Productora: Mandarin Production, Scope Pictures
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