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Foto del escritorRevista Varda

Gioconda: viaje al interior de una mirada

El Museo de Arte Contemporáneo de Rosario es el escenario de esta nueva apuesta del escritor y dramaturgo Sebastián Villar Rojas.


“Gioconda: viaje al interior de una mirada” es una instalación performática que transciende al MACRo rosarino y traza un puente imaginario con el museo Louvre de París. En esta propuesta, Villar Rojas traspasa los límites artísticos para generar una obra de arte que une la poesía, la dramatización y las imágenes audiovisuales. A partir de esa unión artística surge este viaje complejo y reflexivo sobre el carácter estético, cuasi fetichista, de las obras de arte exhibidas: sus interpretaciones y el valor conceptual otorgado.


Luego de extensas horas de filmación en el Louvre, en un principio de forma clandestina y luego, con la autorización del museo parisino, se logró recrear una combinación de imágenes que dieron lugar a una puesta en escena donde las intertextualidades espaciales cobran protagonismo.


De esta manera, proyecciones de obras del Renacimiento, el Manierismo y el Barroco exhibidas en el Louvre son transportadas al interior del MACRo en forma de un ready made no asistido, ya que toda la instalación está atravesada por una gramática propia. Sin embargo, la instalación devenida en una transposición constante, es una muestra de cómo el arte en la actualidad transgrede y entrelaza los distintos lenguajes.


La obra gana encanto cuando la guía del museo invita a los espectadores a realizar ese viaje interno e infinito. Con un tono de voz que tiñe de encanto y densidad estética la instalación performática, Rocío Muñoz Vergara, la encargada de guiar al público hacia Ella, hacia La Gioconda, nos invita a un viaje al interior del Louvre pero situado en el museo rosarino.


Esa invitación trae sus consecuencias. Cubierta de un manto enigmático y casi de manera cómplice con los visitantes del MACRo, la guía del museo los transporta al Louvre, les dice qué mirar, cómo mirar. Ironiza con su cegara, convirtiéndose en una antítesis. Nos enseña a ver, a vernos. Narra de forma ininterrumpida poemas, historias, leyendas que atraviesan cada cuadro exhibido. Se enoja y compite con Ella, con La Gioconda.


La densidad de la prosa junto con la letanía de la voz de la actriz, devenida en guía cubre de encanto y fascinación esta visita efímera al Louvre. Así logra que, por unos instantes, nos olvidemos de la Mona Lisa, para centrarnos en su relato. Hasta que por fin libera al público, le suelta la mano, en una especie de renuncia a su rol.


En esta obra, nada queda librado al azar. Inclusive el lugar otorgado al espectador está pautado. El destinatario está en el interior de este espacio, devenido en Louvre o en MACRo. Mira y se mira en una suerte de triada: La Guía, las obras y los espectadores. La existencia de uno, conlleva la existencia del otro.


Esta puesta en escena trasciende los límites estéticos y es una reflexión sobre qué miramos de nosotros mismos cuando miramos una obra de arte. O mejor aún, cómo miramos aquello que se nos presenta como arte en la actualidad, donde el tiempo es efímero.




Puede visitarse hasta el 15 de junio, en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Av. Brigadier Estanislao López 2250). Las entradas son gratuitas y se adquieren a través de Eventbrite.



Por Gabriela Dall'Acqua


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