Jauría es una propuesta cruda basada en hechos reales. Sus textos son reconstrucciones a partir de un polémico juicio por violación que inició en 2017 en las fiestas de San Fermín en España. El dramaturgo español, Jordi Casanovas, reunió y reorganizó fragmentos de las declaraciones de los acusados y la denunciante, las cuales fueron publicadas en varios medios de comunicación. En la Argentina, Juan Ignacio Fernández realiza una brillante adaptación que le ha revuelto el estómago y las ideas a su público.
“Todos los textos que escucharán a continuación fueron tomados del archivo del caso, ninguna oración o palabra fue agregada o ficcionalizada”. Esta sentencia se escucha en voz en off mientras las luces se desvanecen y dan lugar al inicio de la obra. Aunque al principio este anuncio parecía que coaccionaría la acción, lo que en realidad logró fue disparar la crítica que expone la obra, una protesta a los cánones naturalizados sobre la masculinidad y la sexualidad. Una ventana a nuestra propia realidad que parece salir de los confines del absurdo. Durante toda la obra una pregunta retumbaba en mi boca, como queriéndose escupir: ¿así pasó en realidad? Y aunque conocía la respuesta desde el inicio (Sí, pasó y aún pasa), me resultaba inquietante observar cómo el verosímil social colisionaba con la ficción hasta el punto de perder los límites con la realidad.
El relato que se reconstruye invade el espacio como una catarata de discursos y opiniones que se contradicen, juzgan y se validan. Una enorme cascada de voces que brotan de los cuerpos de seis grandes actores que se prestan al escrutinio. Cinco de ellos hacen de los victimarios (Martín Slipak, Gastón Cocchiarale, Lucas Crespi, Gustavo Pardi y Julián Campos), sus personajes hacen parte de La Manada, un grupo de jóvenes que, según el archivo, aún están convencidos de no haber hecho nada malo, pues argumentan una relación consensuada. En el inicio de la obra entre ellos hay risas, bromas, se tocan, se abrazan; como midiendo su propia hombría, su camaradería. Luego cuando se ven atrapados en sus propias incoherencias, el contacto físico entre ellos desaparece y da lugar al silencio, a la oscuridad de la indiferencia. La víctima se escucha en la voz de la protagonista (interpretada por Vanesa González), una mujer que afirma haber sido violada por cinco hombres en un pequeño palier de un edificio. Ella sola, ellos una manada. Todos enfrentan sus discursos, sus propias opiniones de los hechos. Hacen de víctima y victimario, pero también de abogado defensor y fiscal acusadora. Todo sucede a una velocidad deliciosa que atrapa el aliento de los espectadores.
Es allí donde el director, Nelson Valente, construye una puesta en escena austera pero contundente, que dispara una multiplicidad de sentidos que enriquecen la acción. La voz y la imagen bailan al ritmo de la tensión y la incertidumbre. Las luces bañan el espacio y los cuerpos, como seduciendo a la oscuridad, propician una atmósfera rodeada de sombras, siluetas y texturas que agudizan la precisa y realista interpretación de los actores. Cuatro cubículos hacen de cárcel, pero también del lugar de los hechos. Son como cajones que se abren y cierran revelando capas de discurso que complejizan un veredicto final.
Esta obra expone un tema del que todos conocemos, pero nos incomoda hablar. Una problemática que, aunque se han logrado ciertos avances sociales, sigue siendo contemporánea. Jauría se sirve del teatro documental para exponer la realidad. Una protesta dolorosa pero necesaria. Un debate del que todas, todos y todes deberíamos ser parte.
Funciones los domingos 18hs. en el Teatro Picadero (Enrique Santos Discépolo 1857). Entradas por Plateanet.
Ficha técnica-artística: Jauría
Dirección: Nelson Valente
Reparto: Vanesa González, Gastón Cocchiarale, Martín Slipak, Gustavo Pardi, Lucas Crespi, Julián Ponce Campos
Autoría: Jordi Casanova
Adaptación: Juan Ignacio Fernández
Asistencia de dirección: José Salerno
Realización de escenografía: Gustavo Di Sarro
Vestuario: Daniela Dearti
Asistencia de vestuario: Sofi Davies
Voz en off: Sebastián Blutrach
Actor de reemplazo: Ramiro Delgado
Dirección de producción: María Zago
Producción ejecutiva: Luciano Greco
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