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Kunihiko Ikuhara y la revolución del shoujo

Actualizado: 15 ago 2020

Por Grisel Dozirciw


Kunihiko Ikuhara es un director que ha trabajado en diferentes series de anime, aunque principalmente conocido por su trabajo en Revolutionary Girl Utena, también es responsable de la dirección de Mawaru Pengindrum, Yuri Kuma Arashi y Sarazanmai. Además, ha tenido la oportunidad de dirigir capítulos de otras series, tal vez una de las más relevantes sea Sailor Moon, lo cual no es casual, teniendo en cuenta que algo destacable en sus series es una fuerte inclinación hacia el shoujo.


Sailor Moon

Entendemos el shoujo como una demográfica dentro del anime que se refiere a series que están orientadas a un público femenino joven. Suele estar asociado a historias de amor adolescentes. Sin embargo, se puede identificar en el shoujo una tendencia a una estética visual particular. Algunas de sus características son la utilización de flores y brillos para expresar emociones. También sus personajes suelen tener un diseño estilizado, normalmente son muy delgados, de piernas largas. En términos generales, y cómo se podía esperar, los shoujos tienen una imagen muy arraigada a la feminidad. Y esto es importante, por un lado porque Sailor Moon es un referente en esta demográfica, y por otro porque Ikuhara utiliza estos recursos visuales en sus obras.


Sus animes no siempre se ubican en esta demografía, y de hecho sus tramas van mucho más allá de lo que se esperaría de una comedia romántica adolescente, pero tienden a verse como unos, incluso llevando su identidad visual al extremo. Lo que Ikuhara hace con esto es poner al espectador imágenes que ya reconoce, pero enmarcándolas en un contexto diferente, consiguiendo así darles un nuevo significado.


Revolutionary Girl Utena

Y es que la feminidad es muy importante en su obra, pero de la misma forma en la que resignifica los recursos visuales del shoujo, también cambia lo que esperaríamos al encontrar en personajes femeninos en el anime. Revolutionary Girl Utena llamó mucho la atención porque su protagonista era una mujer que decididamente quería escapar del prototipo de princesa que esperaba que la fueran a rescatar, ella quería ser un príncipe, quería que en ella estuviera la capacidad de actuar para salvarse a sí misma. Pero aparte de esto, en la mayoría de sus obras hay mujeres que tienen historias de amor con otras mujeres.


La inclusión de personajes homosexuales es algo característico en sus historias, tanto en protagonistas como secundarios. De hecho, Revolutionary Girl Utena y Yuri Kuma Arashi están catalogados como yuri, que es la categoría a la que pertenecen los animes cuya trama gira en torno a una relación lésbica. Y aún así, se sienten atípicos dentro del género, dado que los animes yuri están generalmente pensados para un público masculino heterosexual, y las relaciones lésbicas que nos muestran tienen una intensión fetichista.


Pero la relación entre las protagonistas de Revolutionary Girl Utena evoluciona muy lentamente a lo largo de la trama, sin hacer énfasis en situaciones eróticas entre ellas ni centrarse únicamente en el desarrollo de su relación. En Yuri Kuma Arashi, en cambio, el erotismo está muy presente, pero al mismo tiempo la historia narra las consecuencias injustas de un amor que no es aceptado por la sociedad. Se percibe un intento de romper con la objetivización lésbica que caracteriza el género.


Sarazanmai

Sarazanmai, por otro lado, es el primer animé de Ikuhara que muestra la homosexualidad en personajes masculinos, cabe aclarar que también es el primer animé en el casi no hay mujeres. Así como su obra se concentra en reinterpretar al shoujo y la feminidad, los personajes masculinos a menudo representan los costados más negativos asociados a la masculinidad. Esto se ve en Utena, la mayoría de ellos son violentos, posesivos y manipuladores, y también se ve en Sarazanmai, donde los protagonistas tienen que luchar contra la representación de deseos corruptos, que curiosamente siempre vienen de los hombres. Esto podría llevar a preguntarnos si Ikuhara pretende mostrar a las mujeres como seres que no pueden ser violentos o impuros. Pero lo más probable es que la intensión sea en contra de un sistema patriarcal más que de los hombres en sí mismos, ya que sus historias suelen tener este carácter de denuncia, el de señalar lo que está mal en la sociedad y cómo esto afecta a los personajes.


Porque ninguno de ellos son perfectos, ni siquiera las mujeres. Son personajes de muchas facetas y la percepción que el espectador tiene hacia ellos cambia radicalmente de principio a fin. Y esto está muy relacionado a la forma que tiene Ikuhara de contar sus historias. Al mirar los primeros episodios, es normal tener la impresión de no entender nada de lo que pasa. También es probable que esa sensación persista hasta la mitad de la serie. Pero eventualmente se empezará a explorar el pasado de los personajes y, así, es como algunas cosas empiezan a tener contexto. Si hiciéramos una línea del tiempo con cualquiera de sus animes, recolectando cada uno de los hechos importantes de la trama en orden cronológico, podríamos decir que el primer episodio estaría por la mitad. Por lo tanto, al comienzo solo podemos encontrar preguntas y teorizar al respecto. Eventualmente llegan algunas respuestas, pero no dejan de aparecer nuevas incógnitas.


Mawaru Penguindrum

Esto es algo que echa a mucha gente atrás. En una primera instancia, sus historias parecen absurdas y no se puede negar que sus premisas son disparatadas, tal vez unas de las más extrañas en todo el anime. Esto se potencia si se tiene en cuenta que las partes de comedia manejan un humor sin sentido y que además hay muchas escenas con subtextos eróticos, aunque este erotismo es más cercano a algo simbólico que algo relacionado con el fanservice. Es normal que todas estas cosas desanimen a un espectador que busca una trama “seria”, que incluso lo hagan sentir incómodo y también es probable que tampoco satisfaga a alguien que busca una serie liviana para pasar el rato.


Por otro lado, los capítulos de sus animes tienden a la repetición. Recuerdan un poco a ese tipo de series en las que se sabía que en cada episodio habría algún tipo de enfrentamiento, como puede ser Sakura Card Captor, cada vez que Sakura atrapaba una carta. Junto con esto, en sus animes hay mucho reciclaje de secuencias animadas, aunque esto parece ser una decisión estética más que para ahorrar dinero, ya que se encuentran sin falta en cada una de sus series. Es como si quisiera que determinadas escenas quedaran grabadas en nuestros recuerdos, aunque esto no evita que pueda resultar cansador.


Kunihiko Ikuhara

Pero más allá de todo eso, es evidente que Ikuhara está realmente comprometido con trasmitir un mensaje. Todas sus series se pueden resumir en una o dos palabras, una temática que se convierte en el hilo conductor de todas esas escenas aparentemente disparatadas. En Revolutionary Girl Utena es la adolescencia, y es por eso que la protagonista constantemente se pregunta qué significa crecer. En Mawaru Penguindrum es la familia, por lo que todo en gira en torno a su significado y a los lazos inciertos de los personajes. En Yuri Kuma Arashi es el amor y cómo vale la pena luchar por él a pesar de que todo el mundo esté en tu contra. Y en Sarazanmai son las conexiones que nos unen a las personas y lo importante que es mantener esas relaciones en una sociedad agresiva.

La obra de Ikuhara no es para cualquiera, sus historias son retorcidas y confusas, por momentos parecen graciosas y por otros se vuelven muy oscuras y dramáticas. Son difíciles de seguir, están abiertas a muchísimas interpretaciones y cuando parece que algo empieza a tener sentido, todo se desestructura nuevamente. Es imposible encontrarle un significado coherente a todo lo que ocurre en ellas y tal vez la mejor forma de enfrentárseles sea mirándolas desde lejos e interpretándolas como una gran metáfora. Pero eso no quita que es un director interesante, todo lo que hace se distingue por las temáticas que trata y la forma particular que tiene para hacerlo, volviéndolo fácil de identificar entre los artistas del medio. Él tiene una intensión muy marcada de crear cosas nuevas, de romper cánones, recrear géneros, así como sus personajes que luchan contra el sistema que los oprime. Y por eso vale la pena darle una oportunidad.




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