En medio de una tormenta, un grupo de jóvenes ingresan sin ser vistos (aparentemente) en una casa abandonada, ellos traen provisiones, linternas, cámaras; todo un arsenal de herramientas para realizar (a toda costa) un misterioso trabajo del que se irá conociendo por pedazos; migajas de dramaturgia que van uniéndose con el transcurso de las acciones.
Desde el inicio, el espectador es invitado a formar parte de la atmósfera construida: humo, oscuridad, escombros y objetos que parecen con vida, son los obstáculos que deben sortear antes de llegar a sus butacas, que también (acertadamente) están muy cerca del escenario. Todo parece rozar los límites de la tensión y abonar a un terreno oscuro que promete. Sin embargo, la obra no despega; sus dos primeras escenas se llevan todo el crédito de la propuesta, apoyadas por la ambientación y la escenografía, que en un principio resultan muy atractivas, hasta con vida, pero que luego se congelan con la falta de dinamismo de la puesta en escena.
Todo el peso dramático de la obra queda relegado en los actores, y ellos parecieran por momentos no terminar de conectarse con sus propios personajes. Todo queda en el plano de la representación, todo está en el “lugar de” y “hace de”, pero no se llega a profundizar ni en las emociones, ni en las líneas de tensión o momentos sorpresa (casi inexistentes). Los personajes actúan como bocetos prefabricados de villanos, víctimas y salvadores. Parecen papeles perdidos en esos lugares comunes del género al que intentan acercarse.
Casa Ache tiene muchos elementos para ser una buena propuesta, pero que quizás están empantanados de “clichés” predecibles que no contribuyen para nada al drama. Sus recursos están desparramados entre la inexperiencia de trabajar el género del terror en el teatro. Si no llevara cinco temporadas en cartelera, se podría decir que es una propuesta en proceso de maduración artística. Sin embargo, no es así, así que, en principio, se les abona (y se aplaude con fuerza) el arduo trabajo de mantener una propuesta en cartelera; aunque se espera con ansias que llegue pronto ese proceso de reflexión y exploración artística, que catapulte todas sus intenciones.
Funciones los sábados, 20hs. en Teatro Artebrin (Ministro Brin 741, CABA). Entradas por Alternativa Teatral.
Ficha técnica-artística:
Dramaturgia y dirección: Fabiana Micheloud
Reparto: Candela Rosendo, Manuela Orbegozo, Diego Mitolo, Esteban Vargas y Néstor Rosendo.
Asistencia de dirección: Néstor Rosendo
Iluminación y sonido: Macarena Rosendo
Producción general: Teatro Artebrin
Prensa: Tehagolaprensa
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