Por Marina Julieta Amestoy
“Tené cuidado con las palabras,
incluso con las milagrosas.
Por las milagrosas damos lo mejor que tenemos,
a veces proliferan como insectos
y dejan un beso en lugar de un aguijón.
Pueden ser tan buenas como los dedos.
Tan confiables como la piedra a la que pegás el culo.
Pero tanto pueden ser margaritas como moretones.
Igual estoy enamorada de las palabras.
Son palomas que caen del techo.
Son seis naranjas sagradas sobre mi regazo.
Son los árboles, las piernas del verano,
y el sol, su cara apasionada (…)”.
"Palabras", El asesino y Otros poemas, Anne Sexton, 1950.
"Tensión: acción de fuerzas opuestas a las que está expuesto un cuerpo". Y vaya si este libro de prosaica danza, como experiencia poética, en términos propios de existencia, lo es. Leer danza(ndo) es sentir cómo las fuerzas universales del cuerpo que lee se debaten entre caminar, correr o sentar-se (in)decorosamente a contemplar las muchas y tantas imágenes que se van desnudando con fuerza, de búfalo-mar o hipnótica fuerza de terruña aunque sagrada serpiente.
Las palabras se van sucediendo (mas no apilando), unas a otras, página a página, formando círculos, coreografías ovoideas, mapas de tinta en movimiento, componiendo sinfonías que parecen querer ir a un lugar de significados, como núcleo para entender el recorrido planteado por Stein. Camino a descubrir una Isadora que piensa, que salta, que envuelve, que deviene cuerpo cuando es una y (no) otra. Cuando es bailando y cuando es mirando(nos), aunque en movimiento, siempre. Única, hasta en su inmaterialidad. Duncan existe, existiendo en nosotrxs con ojos que exigen libertad al hacerlo.
La pluma aquí y la pulsión misma del cuerpo copulan desprejuiciadamente. Conjunción de texto y objeto de la misma experiencia a la que estamos sujetos por elección. El libro es un convite que se inscribe en un metro de paso, patada o caída al suelo que nos con-mueve. No, no hay manera de despegar de él sin el músculo vivo del impulso por respirar algo del mundo al que fuimos arrojadxs, arrojando, a cambio algo del nuestro. Juego de verbos y gerundios que nos marean, sacuden y pervierten.
Incitando a mirar a través de un ser opalino, cristalino uno con el otrx que no, y ese otrx con algunx sin ser unx que sí es, en remolinos. Tempestad animada por palabras con piernas. Todo el tiempo bailamos, lo hacemos mientras leemos y está bien, está muy bien. Danzamos entre estos gerundios ludus, que acompasan, riman y electrifican la sangre. Nos animan a ser montañas de humo clareante entre los huecos de una prosa a otra con los comentarios al margen (de inmensa riqueza, casi conformando otro texto):
[…] ¿Qué conmueve la palabra?
Somos otra. Somos una.
Una, aquella, que continua bailando.[…]
Leer es llegar al final sabiendonos parte y forma, de la expresión de Gertrude, por Isadora, o de Josefina Zuain, Marie Bardet y Marina Tampini (entre otrxs grandes autorxs) que nos insistieron, sin hacerlo, a constelar de tiempo entero con la danza. Orta or One Dancing, título original de esta salvaje traducción, es un texto-poema espiralado. Plagado de notas mágicas en pentagrama de sol mayor, que nos recuerda a un Joyce o a un Samuel, pero escribiendo-siendo Stein, leyendo, danza(ndo). Desde su maravillosa portada hasta las últimas palabras: acá, una y cada vez.
Ficha técnica: Leer Danza(ndo). Traducción salvaje
Nº de páginas: 80
Editorial: 2DA en Papel Editora
Idioma: Castellano
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9789878626109
Año de edición: 2019
Plaza de edición: Buenos Aires, Argentina.
Autorxs: Varixs
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