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Mariano Stolkiner: Sobre la matriz de la masculinidad

Mariano Stolkiner, aguerrido creador de la escena contemporánea, accede a la entrevista y presenta su último trabajo de dirección: Rota de Natalia Villamil con actuación unipersonal de Raquel Ameri.


Este incansable trabajador de las artes escénicas independientes del barrio del Abasto, CABA, es Licenciado en Dirección Escénica, graduado en la U.N.A. Actor, director de teatro, docente y director artístico del Teatro El Extranjero. Allí funciona su laboratorio de creación e investigación con compañía propia y ofrece sus talleres de actuación y dirección. Como actor, tuvo experiencias laborales en Argentina y en el exterior, ya que su formación comenzó en 1994 junto a Rubén Szuchmacher y Patricia Gilmour, luego con Guillermo Angelelli y Ricardo Bartis, entre otros, y, más tarde, en Londres, Inglaterra, con la compañía Théátre de la Complicité, Improbable Theatre y la Escuela Internacional de Philippe Gaulier.


Entre sus producciones como director se destacan Cleansed y Phaedra’s Love, ambas de Sarah Kane; Shopping and Fucking de Mark Ravenhill; Adiós todavía de María Cárdenas; Iván y los perros de Hattie Naylor; Biolenta, delicado emparche femenino de Carolina Vergara Olivetti; Bajo el bosque de leche de Dylan Thomas y El año de Ricardo de Angélica Liddell. De su autoría se encuentran L.U.I.S. (Las últimas imágenes soñadas) y Zorayda, la reina del Abasto con dramaturgia propia. Recibió distinciones con premios ACE, Trinidad Guevara, Teatro del Mundo y Teatro XXI.


- Dado que el trío fundador de esta propuesta es multifacético, ¿Rota nace, en la soledad de la autora, como texto escrito?, ¿o es un trabajo colectivo con dramaturgia de Natalia Villamil? ¿Cuál fue el proceso creativo del proyecto?


Hace años que, con Raquel Ameri, deseábamos trabajar juntos. Llegamos a iniciar un proceso, pero enseguida ella quedó embarazada y tuve que continuarlo con otra actriz. De todas maneras sabíamos que, tarde o temprano, concretaríamos algo conjunto. Así que, a mitad de 2019, Raque me llamó con la intención de retomar esa posibilidad y comentó su interés de llamar a Natalia Villamil para que hiciera la escritura del texto. Por supuesto que la idea me atrajo enseguida. Concretamos una reunión entre los tres y nos pusimos a pensar sobre lo que queríamos hablar a través de la escena. El tema que apareció fue el de la violencia de género. Yo ya venía de dirigir varias obras que abordaban esa cuestión: Amor de Fedra, Biolenta y Zoraida. La reina del Abasto. Les expliqué que, si bien me interesaba continuar con la temática, desde la dirección precisaba una vuelta de tuerca para no repetir una visión que remitiera a mis trabajos anteriores, porque necesito en cada obra tener un desafío diferente. Fue así como me surgió plantearles la idea de una mujer, madre de un femicida, y trabajar sobre esa contradicción. De ahí en más fuimos compartiendo el modo en que nos atravesaba la situación, desde cada uno de nosotros, y, entonces, sí, Nati con toda esa información se tomó su espacio, en soledad, para escribir la obra. No recuerdo ahora, pero no demoró mucho en hacerlo. Cuando nos entregó lo que había escrito quedamos fascinados. El texto, no sólo tuvo toda la carga en torno a la paradoja de esa mujer, sino que atesoró una potencia expresiva, dramática y emocional única. Además, nos dio la ventaja de tener un texto ajustado, claramente, a Raquel como actriz y a mí como director, cosa que no sucede muy a menudo. Logramos un encuentro maravilloso a partir de nuestras singularidades. Después vinieron los ensayos, que fueron sufriendo diferentes etapas y cortes debido a la pandemia, hasta que a mediados de 2021 pudimos avanzar gracias, entre otras cosas, a los premios recibidos. Un hecho fundamental porque, al ser notificados, tuvimos la garantía de contar con los recursos para impulsar la obra hacia el estreno.


- ¿Por qué esa mujer ficcional está rota? ¿Cuáles son sus partes escindidas? ¿El tema es tratado desde un punto de vista universal o tiene marcas locales?


Ella está rota por el dolor y la culpa que carga, por no poder entender cómo aquel niño, criado con tanto amor, se fue transformando en un monstruo. Algo fundamental a tener en cuenta es que su hijo, después de matar a su novia, decide pegarse un tiro. Con lo cual la madre queda desarmada completamente por la pérdida, más aún en las circunstancias en que se produce el desenlace. ¿Dónde queda su lugar de mujer? ¿Dónde queda su amor de madre? Trata de entender cómo fue el último momento donde su hijo toma esa decisión, busca respuestas a algo que no puede discernir. A esto se suma que debe enfrentar el juicio de la sociedad que la rodea, como si fuera ella la única culpable por engendrar y criar a un ser despreciable. La obra tiene muchas capas, está cruzada por la contradicción que rompe, en mil pedazos a la vez, a esta mujer. A lo largo de la trama va a tratar de encontrar una respuesta a algo que, quizás, nunca pueda terminar de aceptar.


La obra es de temática universal, situada en un marco local. De hecho, una de las cosas que tiene la puesta en escena es que hay mucha música, el hijo muerto de esta madre era amante del rock nacional. Eso se ve reflejado a través de la composición musical que realizó Rafael Sucheras, que sumó, incluso, algunos guiños en torno a canciones que conocemos todos.


- Raquel Ameri es, además de actriz, bailarina y cantante. ¿Esas posibilidades que tiene la intérprete son empleadas en Rota?


Raquel es una actriz extraordinaria. De otro planeta. Como director es un lujo tener la posibilidad de trabajar con alguien que trae consigo tantos recursos y que se adapta con extrema dedicación a las propuestas. Se aprovechó todo, uno siempre intenta exprimir al máximo las potencialidades de con quienes trabaja. Es parte de la tarea de dirigir que los actores se luzcan y, en este caso, se van a encontrar con una actuación descomunal. Perdón que utilice estos adjetivos, pero cuando como director estás sentado en la butaca, viendo ensayo tras ensayo, conociendo cada decisión, cada procedimiento de los que se llevaron a la escena, es como que uno se va poniendo en lugares más técnicos y es muy difícil seguir emocionándose, sin embargo es lo que me sucede. En este proceso y hasta el día de hoy, que ya estamos por estrenar, el trabajo de Raquel logra conmoverme hasta las lágrimas, como si lo estuviera viendo por primera vez. Para quienes vengan, no tengan dudas, que se van a encontrar con algo que los va a sorprender.



- Tu sala teatral El Extranjero, en donde se estrena la obra, tiene un lema: “teatro en contemplación activa”. En relación a esa premisa, ¿cómo fue el trabajo de la puesta en escena para interpelar al público?


El lema viene de la novela El extranjero de Albert Camus. En un pasaje el personaje principal, Meursault, dedica su domingo a ver pasar la vida a través del balcón. Observa, en detalle, el movimiento de la sociedad que habita. De hecho, nuestra compañía se llama “El balcón de Meursault”, porque toma de ahí la idea de contemplación, poder observar primero para después actuar. En la actuación está el concepto de actividad, contemplar para llevar algo a la práctica, en nuestro caso el teatro que hacemos.


Siempre busco que mis propuestas escénicas contengan diferentes capas interpretativas, no bajar una línea de mensaje uniforme, todo lo contrario. Me interesa la controversia, que los espectadores puedan dialogar, discutir con la obra, es un trabajo extra para quienes asisten, pero muy reconfortante cuando se trata de poner en marcha las emociones y el pensamiento. La puesta de Rota, a través de sus signos, está repleta de estas cosas que seguramente serán las que le permitan al público entrar de un modo particular y quedar atrapado desde el comienzo hasta el final. Las obras que construyo son complejas visual y sonoramente, con dispositivos tendientes a dar algo que va más allá de lo dicho, cosa que sostiene el interés y abre intrigas en modo constante. Además, si bien son muy generosas en el sentido de ofrecer un espectáculo completo, donde cada una de las partes en sí misma intenta tener su propio valor artístico y resultar atractivas, es cierto que por otro lado son muy poco condescendientes. Esto lo digo en el sentido de que no tratan de dejar tranquilos a quienes asisten y son llamados a la autorreflexión, a la búsqueda de respuestas dentro de sí mismos en función del rol que ejercen en su propio cotidiano.


- Podríamos decir que el estilo de tu teatro es cuestionar la existencia y construir con esos interrogantes obras de arte. Un teatro perturbador, nada cómodo, inquietante. Pero hay una inspiración frecuente en tu labor de director que refiere a problemáticas femeninas. ¿Qué es lo que suele llevar tu interés a ese terreno?


Las mujeres han cumplido un rol fundamental en mi vida. Desde mi madre que fue en gran medida quien se dedicó a mi crianza, mi papá trabajaba todo el día así que mi contacto con él era mucho menor. Mis dos hermanas, ambas chicas, verlas crecer y sufrir en ese crecimiento tantas veces por el único hecho de ser mujeres. Las mujeres que me acompañaron como parejas, que tanto me ayudaron a crecer en términos de la deconstrucción de mi propia masculinidad en el marco de una crianza netamente patriarcal. Pero, sin dudas, lo que me abrió el camino a entender el mundo de lo que le toca atravesar a una mujer en el marco de una sociedad machista, fue el ser padre de una niña, ahora ya adolescente de catorce años. Es mi gran maestra. Y cuando veo que en su generación, donde se supone hay cosas que ya deberían estar más claras, todavía se siguen repitiendo determinados patrones del pasado, y lamentablemente aún del presente, me siento completamente convocado a hablar de estas cosas y a reformularme como hombre. Hacer estas obras me ayuda a crecer y aprender, cosa a la que dedico mucho tiempo y atención aunque sé que en el camino todavía me queda mucho por recorrer.


- Los felicitamos y les pedimos nos amplíen, en relación a la primera pregunta de la entrevista, ¿de qué se tratan los premios que Rota obtuvo, antes de ser estrenada?


El texto de Natalia ganó el Primer Premio del Concurso de Mujeres Autoras del Instituto Nacional del Teatro. Fue la primera vez que el INT realizó un concurso exclusivamente para mujeres, me parece fantástico, venimos de muchos años de dominio masculino en torno a los lugares de poder y reconocimiento. Es un texto maravilloso. El otro es el Premio a la Producción que otorgó el Complejo Teatral de Buenos Aires junto al Banco Ciudad. Una gran iniciativa para promover la producción de obras en el circuito teatral independiente a partir del apoyo estatal, en este caso sumándose los recursos de un banco. Para quienes nos dedicamos a hacer teatro, autogestivo, son fundamentales estos impulsos, más allá de que hay todo un circuito con un valor extraordinario en el campo independiente y que funciona en sí mismo separado de otros estamentos. También es cierto que tanto el teatro privado como el teatro estatal se nutren de lo que surge en nuestros espacios, así que apoyarnos es una manera de retribuir con aquello que, a la larga, también los alimenta. Vuelvo a decirlo, agradezco y celebro mucho este tipo de iniciativas. Rota es una obra de la que me siento orgulloso, no me pasa con todos mis trabajos, y llegar al lugar que llegamos probablemente no nos hubiera sido posible sin estos incentivos.


- Son reconocimientos que significan mucho, ya sea para la convocatoria de público o facilitando recursos para la obra, aún los estéticos. ¿La poética tecnológica integra el sistema conceptual de Rota?


La tecnología es algo que ya está presente de modo cotidiano en nuestras vidas y puede resultar un recurso fabuloso si se lo sabe utilizar en las artes. Sí, está presente el uso tecnológico en la obra. En su punto justo y necesario, porque tampoco me gusta cuando aparece de modo abusivo. Es tan interesante el tipo de herramientas que ofrece que fácilmente uno se puede pasar de los límites que pide la propia puesta, y ahí ya no me resulta en absoluto atractivo.


- En relación a los protocolos por pandemia, ¿qué ofrece la sala de teatro El Extranjero para seguridad sanitaria y por qué Rota debería ser elegida como opción de salida para un sábado?


El teatro cumple estrictamente con los protocolos sanitarios. No es una cuestión sólo de cuidado para con quienes vienen a ver nuestras obras, sino del cuidado que debemos tener sobre nuestra propia fuente de trabajo. Si se produce un contagio, debemos levantar funciones, repercute de manera muy negativa sobre la necesidad de ingresos que tiene la sala para su propio mantenimiento, así que cuidamos cada detalle. Por suerte, hasta acá y desde que pudimos volver a abrir en diciembre del 2020, no se ha producido ni un solo contagio dentro del teatro, cosa que da cuenta de que estamos haciendo las cosas como es debido.


Elegir Rota, para quienes lo hagan, va a ser regalarse un momento muy particular y extra cotidiano. Una experiencia donde podrán encontrarse con una obra muy singular, con un equipo de artistas que dio todo para que cada elemento termine conformando un espectáculo realmente complejo y atractivo. Asistirán a una actuación descomunal, que seguro les quedará en el recuerdo y, mientras dure allí, será de ayuda para seguir reflexionando sobre lo que somos como sociedad. Sin duda, se van a emocionar con ese tipo de emoción que reconforta y queda impregnada en el cuerpo y en el tiempo.



Estreno 19 de febrero. Funciones: Sábados a las 20hs en Teatro El Extranjero (Valentín Gómez 3380, CABA). Entradas por Alternativa Teatral.

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