20 años más tarde, una de las sagas más importantes del cine de ciencia ficción vuelve a preguntar: ¿destino o elección?
“- Todo lo que comienza tiene un final”, dice el Oráculo, a través del agente Smith, hacia el final de Matrix Revoluciones (2003). Desde ese año, las hermanas Wachowski tuvieron la tarea, una y otra vez, de aclarar que Matrix fue concebida como una trilogía y, por lo tanto, no había nada más para decir. Warner Brothers, por su parte, llegó a contratar a Zack Penn para escribir un nuevo guión y continuar la saga. Pero en 2019, tras una serie de pérdidas personales, incluyendo a sus padres, Lana decidió volver a la Matrix: Si no podía traerlos de nuevo a la vida, al menos podía traer de nuevo a Neo y Trinity, y Resurrecciones se convirtió en una forma de procesar su duelo. El rodaje de la película comenzó en 2020 y, aunque fue pausado por las restricciones debido al COVID, a finales del mismo año ya estaba terminado.
Como crítico, resulta un ejercicio complicado buscar no recaer en los cientos, quizás miles de lecturas filosóficas, narrativas y técnicas ya existentes que despertó la trilogía en su momento, y que seguramente revivirán en esta oportunidad. Por suerte, Lana Wachowski y sus co-guionistas, David Mitchell (Cloud Atlas, 2012) y Aleksandar Hemon (Sense8, 2015), parecen estar de acuerdo: en una elección de extrema autorreferencialidad, Thomas Anderson (Keanu Reeves) es, en esta versión del universo, el creador de una trilogía de juegos llamados The Matrix y 20 años después de su lanzamiento, es obligado por Warner Brothers a desarrollar una nueva secuela, o sino, alguien más lo hará por él.
En un montaje vemos no solo el estado fracturado de la mente de Thomas, sino también a un grupo de guionistas millennials especular acerca de qué trataba la trilogía original: ¿es una alegoría trans? ¿Una crítica a la sociedad capitalista y al uso indiscriminado de la tecnología? ¿Una excusa para perfeccionar el uso del bullet time, esa ralentización extrema de la acción que nos permite ver el movimiento de una bala mientras la cámara no deja de moverse? Incluso uno de ellos, que no fue fan del original, cuestiona la creación de productos artísticos que parecen diseñados para tener que tomar notas y estudiar para entender lo que estaba pasando, porque, ¿quién quiere pensar tanto? Todas las posibilidades son presentadas en cuestión de minutos, y convertir esas posibles lecturas en texto dentro de la narrativa permiten que lo que sigue se libere de ellas.
El sacrificio de Neo en Revoluciones trajo consigo un periodo de aparente paz y reconstrucción, y Thomas vuelve a escapar de la Matrix, con la ayuda de un nuevo Morfeo (Yahya Abdul Mateen II), ya no humano sino programa, y una nueva tripulación, híbrida entre humanos y máquinas. Pareciera traer a colación conceptos cercanos al xenofeminismo, que presenta la posibilidad de crear nuevos sistemas mediante el uso de la tecnología, trascender la clandestinidad y tomar el poder, y no solo sobrevivir en los márgenes. La antigua Sion, ahora Io, se vuelve el ejemplo más claro de esto; una ciudad donde humanos y máquinas buscan no ya sobrevivir, sino mejorar su calidad de vida.
Dentro de la Matrix, las máquinas decidieron reconfigurar la realidad e incorporar a ella a Neo y Trinity (Carrie-Anne Moss), quienes son incapaces de reconocerse, a pesar de cruzarse constantemente. Sin embargo, la falta de respuestas concretas se vuelve secundaria a las interacciones entre los dos protagonistas de la trilogía original. Cada escena que los reúne en escena pareciera equilibrar todo lo que los rodea, y aunque no necesariamente se rompan moldes narrativos en la reconstrucción de esta relación, centran la acción y el desarrollo de la historia de una manera que justifica algunos saltos argumentales que no podrían haber funcionado de otra manera. Las escenas de acción, dentro de una renovada paleta de color, más enfocada en la luz natural que hace dos décadas, siguen siendo sin duda una de las anclas de la saga, en su ejecución siempre perfecta y su sobredimension ya esperada.
No estoy del todo seguro que Resurrecciones llegue al público con la misma fuerza de Matrix (1999), pero tampoco se siente como uno de los objetivos. La película también hace texto esta inquietud, en la voz de El Analista (Neil Patrick Harris), quien le pregunta a Neo y Trinity si todavía piensan que la gente -¿el público?- querría una realidad diferente, en la que el sufrimiento y la adversidad no existieran. Y la respuesta, como siempre, está en nuestra elección.
Fecha de estreno en Argentina: Miércoles 22 de diciembre - SOLO EN CINES -
Ficha técnica-artística: Matrix: Resurrecciones
Título original: The Matrix Resurrections
Dirección: Lana Wachowski
Reparto: Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Yahya Abdul Mateen II, Neil Patrick Harris, Jonathan Groff, Jessica Henwick.
Guión: Lana Wachowski, David Mitchell, Aleksandar Hemon
Música: Tom Tykwer, Johnny Klimek
Fotografía: John Toll, Daniele Massaccesi
Montaje: Joseph Jett Sally
País: Estados Unidos
Año: 2021
Género: Acción-Ciencia Ficción
Idioma: Inglés
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