Entre la icónica París, campiñas y playas francesas transcurre esta comedia romántica que explora un argumento conocido y lo cuenta bien. En tiempos de pandemia, parece ser un buen momento para pensar en las “segundas oportunidades”.
Mon Inconnue se traduce al español como “mi desconocida” y es el título de una película que tematiza un poco más que las segundas oportunidades. Rafael es un adolescente soñador que escribe de manera tímida una gran novela en su cuaderno; fantasea con ella y sus personajes hasta que alguno de sus profesores le llama la atención en clase y vuelve a la realidad en la que está lejos de ser un héroe que salva a la humanidad en un mundo apocalíptico. Una tarde, de esas en las que el frío trae a la noche bien temprano, Rafael es atraído por la música que sale de un piano. Se asoma a un salón escondido y son los dedos de Olivia los que tocan la pieza, una joven tímida que también sueña con convertirse en una pianista famosa. Rompe el hielo entre ellos un accidente fortuito en el salón del que huyen por los pasillos del colegio hasta desmayarse juntos en un banco en la vereda.
Al día siguiente, mientras Rafael se lamenta haber perdido en aquel descuido el único borrador de la historia que escribe hace años, aparece Olivia para devolvérselo y aprovecha para hacerle algunas sugerencias. Así comienzan un largo camino juntos que se narra en cámara rápida. Las escenas se suceden unas a otras: el fin de la secundaria, un grupo de amigos que les acompaña, su boda, el vivir juntos, algunos viajes, un vínculo que se afianza. Pero claro, este film no se detiene en los momentos felices. Llegada la madurez profesional de ambos, los premios de Olivia y la fama que consigue Rafael tras la publicación de la historia que perfeccionó desde adolescente, el fast foward se detiene, poco a poco. Se disuelven los paisajes de campiña, los brindis y las sonrisas; la cámara hace foco en las expresiones de agotamiento de los protagonistas, de fracaso, de hastío. El vínculo empieza a quebrarse.
Una noche Rafael, con la desazón de quien sabe que ya no hay nada que recuperar, escribe el final de la saga de su ficción. El final parece no convencerlo, pero como si no tuviera más nada para decir sobre sus personajes teclea FIN. En la realidad del lujoso piso parisino, entre reproches y gritos, la pareja discute y la secuencia de los planos vuelve palpable el comienzo de la distancia: en su cama, Olivia lee el final de la saga entre sollozos y Rafael bebe, al otro lado de la calle, en la terraza de un bar. Afuera la nieve anuncia la llegada del invierno.
En la siguiente escena, el protagonista despierta con resaca luego de una noche de tragos en exceso. Afuera, la fría París y, junto a la cordón de la vereda, su mejor amigo: Félix. Sin embargo, este ya no parece el chofer del escritor famoso que supo ser Rafael, sino más bien un colega que pasa a buscar a un amigo en su humilde ciclomotor. A partir de esa escena ese vínculo cobra protagonismo. La actitud y la conversación con Félix, además, se convierten en los primeros indicios de esa “segunda vista” a la que se refiere la traducción al español del título de esta comedia romántica: la realidad ha cambiado. Todo ese mundo que él conocía no es el mismo. Pero ¿cómo?
Rafael se desespera por encontrar una explicación a estos cambios en su estilo de vida, por eso, en una escena que parece homenajear a Back to the Future, dibuja un mapa para explicarle a su colega cómo apareció en esa realidad. En esta París en la que Olivia no es más su pareja y él no es un escritor exitoso, eso “único” (la amistad incondicional de un compañero del secundario, un grupo de alumnos que lo admira y un pequeño departamento rentado) no le parece suficiente.
Al principio el protagonista está convencido de que su única salvación es que Olivia, que ahora es una pianista famosa, lo reconozca, de que suceda el milagro y, como en las películas, el universo vuelva a la “normalidad” de la pareja feliz. Sin embargo, con el correr de los días, tras algunos intentos fallidos de contactar con ella, Rafael parece entender que quizás no logre volver nunca a esa vieja “normalidad”, que quizás este sea su nuevo escenario. ¿Qué cosas puede hacer para cambiar ese destino? ¿Cómo acercarse y recuperar la confianza de alguien a quien ya no conoce en lo absoluto, que ha crecido lejos suyo, generado nuevos gustos y aficiones? ¿Será que tiene que adaptarse, abandonar la arrogancia de escritor narcisista que ha sabido alimentar durante tantos años? ¿Qué es lo que quiere recuperar, su amor, su vida de lujos?
En la nueva París, cobran protagonismo algunos personajes entrañables que no habían sido del todo presentados, que hasta ese momento no habían brillado: su mejor amigo Félix, una abuela con alzheimer, nuevos amores y entornos. Todos ellos, entre diálogos filosóficos y escenas de comedia, construyen el del argumento del film bajo una gran temática que parece más que apropiada en tiempos de pandemia: ¿cómo aprovechar las segundas oportunidades a partir de los cambios forzados en nuestro entorno?
Con encuadres deliciosos de los rincones campestres más pintorescos de Francia, la trama se organiza en torno a esa gran pregunta y se detiene específicamente en los vínculos. No sólo en los vínculos del amor romántico, también los familiares, los de una profesión y un estilo de vida con ciertas comodidades sistemáticas naturalizadas. Mon Inconnue esboza algunas respuestas posibles hacia nuevos modos de transitar un conjugación entre ellos. Acierta al enfocarse en las miradas y los gestos de escenas tan cotidianas como trascendentales, en las que todo aquello que sucede, por más mínimo que parezca, tiene el potencial de cambiarlo todo.
En esta película no hay grandes gestos, o mejor dicho, los grandes gestos no funcionan. Lo que parece mover al universo en un sentido favorable al desenlace es el detalle, el compartir cotidiano, la vista puesta en lo mínimo. Es ahí el lugar en el que ambos personajes descubren una suerte de magia, esa que un poco se parece a la que circula en los discursos contemporáneos por estos días: una segunda oportunidad para apreciar las cosas simples, valorar los vínculos y cuestionarnos los privilegios que tenemos naturalizados.
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Ficha técnica: Un amor a segunda vista
Título original: Mon Inconnue
Título internacional: Love at Second Sight.
Año: 2019
Dirección: Hugo Gélin
Interprétes: François Civil, Joséphine Japy, Benjamin Lavernhe.
Guión: Hugo Gélin, Igor Gotesman y Benjamin Parent.
Fotografía: Nicolas Massart.
Sonido: Rémi Daru, Fred Demolder, Hélène Lamy Au Rousseau y Marc Doisne.
País de origen: Francia.
Género: Comedia romántica
Duración: 117 min
Montaje: Virginie Bruant
Productores: Stéphane Célérier, Laetitia Galitzine, Valérie Garcia, Hugo Gélin.
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