Vejez, lazos familiares y relaciones afectivas plasmados en este libro escrito por la autora Elizabeth Taylor.
Elizabeth Taylor (1912-1975) fue una escritora inglesa que publicó doce novelas y cuatro libros de cuentos, siendo “La bella durmiente” uno de sus cuentos más famosos. El reconocimiento a su obra llegó de manera póstuma, ganando un Whitebread-Prize en 1976, por su trayectoria. Se la llegó a llamar la Jane Austen contemporánea y una de sus obras, Ángel, fue llevada al cine en el año 2007.
Prohibido morir aquí presenta una narrativa sencilla, haciéndola ágil a la hora de ser leída, pero sin que eso signifique que está desprovista de emociones, tornándose cruda por momentos y triste y melancólica por otros. Si bien el libro fue editado en 1971, cobró importancia con el paso del tiempo y su último reflote llegó de la mano de la editorial La Bestia Equilátera, con un relanzamiento que atrajo a nuevos lectores. Se encuentra en el ranking de los más vendidos en Argentina, siendo reconocido por las buenas críticas pero, lo más importante, por ser uno de esos libros que hacen pensar al lector una vez finalizada la lectura.
La novela narra la estadía de Laura Palfrey en el hotel Claremont, que es en realidad un lugar de paso para adultos mayores de clase media-alta con las facultades necesarias para valerse por sí mismos. Una vez que esto deja de ser posible, se mudan a un geriátrico donde pasarán sus últimos días de vida. De ahí la razón que da sentido al título del libro.
En esta nueva vida, la señora Palfrey se va adaptando al ritmo del lugar, donde las actividades de los demás huéspedes son, entre otras: la espera de la hora en donde anuncian el menú diario, las noticias sobre el clima, el tejido de punto, la bebida o las charlas sobre enfermedades y cuestiones propias de la edad. Es de esta manera cómo va conociendo a sus compañeros, con quienes comienza a entablar relaciones.
Muchas veces, comportándose como niños, los huéspedes compiten de forma silenciosa para ver quién es más querido, teniendo como vara de medición la visita de familiares y gente cercana. La protagonista se encuentra enfrentada a esta situación ya que su hija y su nieto no acuden a verla y, en esa espera y de forma casual, conoce a Ludo, un joven aspirante a escritor que la socorre cuando ella tiene un pequeño accidente frente a la casa de este. Juntos idean un plan para compensar la soledad a la que es sometida la señora Palfrey por parte de su familia, que cree que lo único que ella hace es existir, resignada a la pronta muerte, incluso llegando a considerarla un estorbo.
Dando lugar a relaciones de amistad, camaradería y hasta de amor, es una historia que muestra a los lectores que, sin importar la edad o el contexto, los adultos mayores son sujetos capaces de crear lazos, sin ser estos menos fuertes que otros logrados a lo largo de la vida, o menos importantes. Muestra cómo las amistades y el afecto hacen del día a día una cuestión más tolerable, a la vez que pone de manifiesto y tira abajo el mito de que los lazos de sangre son sagrados o los que más llenan a una persona, dando cuenta hasta qué punto la familia puede llegar a ignorar los sentimientos, pensamientos y necesidades de alguno de sus miembros. Una lectura que hace replantear estas cuestiones ligadas a la vejez y que, a pesar de tener una antigüedad considerable, no escapa a realidades actuales.
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