Vol. 1 - El pensamiento como límite de la vulnerabilidad humana
Por Gabriela Dall Acqua
En un momento de distracción humanitaria, la dulzura de la introspección nos agarró desprevenidos, atravesándonos como estalactitas inconexas. El tiempo de cuarentena otra vez protagonista absoluto de esta sociedad movilizada, sensibilizada. Mientras que los instantes nos erosionan, una sugerencia sincera nos invita a retirarnos de la quietud.
Nos tomamos ese tiempo, ahora amorfo, y ya no se sueña sólo se flota.
Tres recomendaciones alcanzan para que esta etapa incierta, se calme y se disfrute. Las tres películas son una invitación a la reflexión profunda y la mirada íntima hacia nuestros actos. En definitiva, son una carta de recomendación para repensarnos como sujetxs de una humanidad atareada que no nos da tiempo de construirnos como seres de esta realidad cambiante.
La primera es El hombre que no estuvo ahí (The Man Who Wasn't There)
Estrenada en el año 2001. Dirigida y guionada por Joel Coen y Ethan Coen, y protagonizada por Billy Bob Thornton, Frances McDormand, James Gandolfini, Michael Badalucco, Tony Shalhoub, Scarlett Johansson, Jon Polito, Richard Jenkins.
Se trata de una película ubicada temporalmente los años 40 y la historia se desarrolla en California, Estados Unidos. Desde el punto de vista técnico, la filmación está presentada en blanco y negro y remite al cine al cine negro clásico. No obstante, abordar el análisis de este film desde una mirada técnica implica apartarse del núcleo conmovedor de la historia.
La trama no es sencilla: El barbero Ed Crane es engañado por su esposa. Eso lo lleva a propiciar un asesinato. Entre estafas, veredictos incorrectos, Crane es sentenciado a pena de muerte. La voz en off, recurso utilizado al extremo, completa la historia, explica, anticipa, analiza en tono psicológico, cuasi freudiano cómo un ser humano es capaz de realizar un crimen: ¿Es la sociedad lo que corrompe a la persona? ¿Son lxs otrxs?
Con una narrativa, devenida en monólogo, esta película es un eterno fluir de conciencia. El protagonista observa el mundo, a la sociedad que lo rodea desde una mirada crítica y pensativa. La profundidad de las reflexiones al que llega el personaje es el desarrollo de intrínsecas emociones que invitan en los espectadores a pensarse y responsabilizarse por la pertenencia a una cultura, a una sociedad.
La segunda película recomendada es Johnny tomó su fusil (Johnny got his gun)
Dirigida y guionada por Dalton Trumbo, quien fuera perseguido por el macartismo y ubicado entre los diez de Hollywood. El protagonizada es Timothy Bottoms y el film se estrenó en el año 71, en Estados Unidos.
La historia se sitúa en la Primera Guerra Mundial. El joven soldado Joe Bonham abandona su vida en la metrópolis para formar parte del ejército de los Estados Unidos. A causa de una explosión, Bonham pierde sus extremidades y su rostro. Incomunicado, solitario, víctima de la medicina y la soberbia de los doctores, los pensamientos del soldado cuentan cómo transcurren sus días.
Aquí, los aspectos físicos y psicológicos son entrelazados de manera desgarradora, levados al extremo. De esta manera, el ser humano se presenta como sirviente de una nación quien decide la pervivencia de algunxs. Las constantes reflexiones del protagonista, son una manifestación pacifista de rechazo ante toda situación bélica.
El cuerpo es el lugar de territorio y los pensamientos son las personas que circundan en una sociedad ajena al sufrimiento del otrx. Es a su vez, una reflexión sobre la importancia de la actividad dialógica, ya que Joe Bonham logra comunicarse a través del código morse e implora por la eutanasia. Esta posibilidad es rechazada por lo que es obligado a vivir en esa situación extrema, en la que el ser humano se desdibuja.
La tercera y última recomendación es la película cubana Candelaria.
Estrenada en el año 2017. Dirigida por Jhonny Hendrix Hinestrosa y protagonizada por Verónica Lynn, Alden Knight y Manuel Viveros.
Este film es un reflejo agridulce sobre el amor en épocas de la Revolución. Su historia se desarrolla en Cuba, en la década del '90, conocida como “período especial”, mención que se hace al comienzo del film, quizás para ubicar al espectador en un contexto contingente que no puede tomarse con ligereza: Frente a una economía que se desploma y la Revolución que está presente en cada discurso y actúa como personaje secundario, pero personaje al fin.
Tras la caída del muro de Berlín y la Unión Soviética devastada, Cuba debe repensar cómo continúa su relación con un bloqueo que la sumerge en un oscuro período en el que reinan el hambre y la falta de insumos básicos. La historia de Candelaria es dinámica: muestra un matrimonio longevo que por un hecho fortuito se vuelve a mirar, con esas miradas que penetran en el corazón y desnudan no sólo el alma. Pero el film va más allá. Por eso aún hoy esta película nos moviliza, nos inquieta y nos invita a reflexionar sobre esa sensibilidad que implica mirar, mirarse en un otrx. El final nos invita a realizar una introspección sobre la vida, sobre el amor y la muerte; a pensarnos como sujetxs que elegimos como ver esta vida que nos obligamos a llevar (pese a todo).
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