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SIMBiOLOGÍA: Vivir la emergencia desde los márgenes

Actualizado: 31 mar 2022

Sobre SIMBiOLOGÍA en el CCK, el arte contemporáneo argentino y el valor de las prácticas artísticas afectivas en tiempos inciertos, en conversación con Valeria González.


El acto de participar de una actividad cultural en persona, sea ir al teatro, al cine, o asistir a una exhibición de arte contemporáneo, desde que se ha convertido nuevamente en una posibilidad durante el último año, se ha vuelto a su vez una experiencia que exige más de unx que en otra época; es la preparación, es el protocolo, es el salir de espacios que consideramos seguros y entrar en otros que posiblemente desconocemos. En este contexto, SIMBiOLOGÍA. Prácticas artísticas en un planeta en emergencia, desafía al espectador aún más. La curaduría, a cargo de Valeria González, Secretaria de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación, junto a un equipo conformado por Mercedes Claus, Florencia Curci y Pablo Méndez, ocupa 11 salas en los pisos 6 y 7 del Centro Cultural Kirchner, con la participación de más de 140 artistas del todo el país y un eje temático que genera una narrativa en torno a nuestras nociones sobre lo humano/no humano y cómo leerlas y releerlas a través de las piezas exhibidas.

Las semillas conceptuales, según González, fueron plantadas en diferentes momentos para cada unx de lxs miembros del equipo: tanto para ella como para Méndez su origen se encuentra en su presencia conjunta a la Documenta XIII, una de las exhibiciones de arte contemporáneo más importantes del mundo, que se lleva a cabo cada cinco años en Kassel, Alemania. Para González, “fue la apertura a perspectivas que abarcan (un) marco teórico post-humanista, crítico del antropocentrismo. Una mirada ecológica no tradicional, y una naturaleza no vista como una objetualidad dada”. Por otro lado, su trabajo junto a Curci en Casa Tomada, proyecto llevado a cabo en la Casa del Bicentenario en 2016, y junto a Claus en la curaduría de De arañas, medusas y humanos para el BAPhoto en 2019, fueron progresivamente alimentando y alineando las ideas que culminaron en la exhibición.


Inicialmente pensada para ser inaugurada a principios del 2020, SIMBiOLOGÍA fue víctima de la incertidumbre pandémica que afectó a incontables proyectos culturales a nivel mundial y, para el equipo curatorial, esa prolongada pausa fue tanto inconveniente -al no poder contactar a lxs artistas participantes en persona, por ejemplo-, como inspiradora. Originalmente pensada para ocupar solo el piso seis del Centro Cultural, la continua investigación y relevo de artistas y obras para la muestra instó al equipo a finalmente solicitar el piso 7 para poder darle a la exhibición un espacio acorde a la magnitud que ya había cobrado en la planificación.

Mencionar todo esto resulta relevante al considerar la forma en la que determinados conceptos, marcos teóricos y perspectivas han ido encontrando su lugar en la cultura popular, tanto dentro del arte contemporáneo como en la cultura en general. Desde donde se para, SIMBiOLOGÍA introduce conceptos a su lectura y relectura del arte argentino que van desde la simbiogénesis y los cuerpos recombinantes, a través de miradas queer y feministas, al antropoceno y sus derivas conceptuales más contemporáneas, como el Cthuluceno, y hasta la ecología política, un tema tan relevante como difícil de discutir en el contexto sociopolítico actual, en el que las líneas entre ciencia, política e ideología parecen cruzarse en el discurso mediático de las maneras más engañosas.


La extensa exhibición incluye desde los nidos para horneros y personas de Minujin, y la influencia ineludible del CAyC (Centro de Arte y Comunicación constituido a fines de los ‘60), a la obra de artistas contemporáneos como Claudia Fontes y Ad Minoliti, e incluyendo videoperformance, fotografía, escultura e instalaciones interactivas. En este sentido, SIMBiOLOGÍA opera proyectando de manera consciente su complejidad a partir de las obras (o actantes no humanos) que la componen, confiando en la capacidad de las mismas para transmitir, a través de su espacio dentro de las salas que ocupan, lo que su limitada textualidad aporta a la entrada de cada una. El recorrido planteado por el equipo curatorial busca generar una serie de interrogantes que abarcan transversalmente los conceptos previamente mencionados, al tiempo que pretende desdibujar los límites entre nosotros, humanos, y el mundo al que pertenecemos, generando así parte de la innumerable cantidad de posibilidades que emergen al hacerlo.

En la conversación con González, además, llega rápidamente a la superficie la influencia del cómo en la práctica curatorial en la exhibición: “Siempre fui de mezclar muchísimo lo académico, lo curatorial (y) lo historiográfico con lo afectivo, para mi es totalmente constitutivo y espero que se note en esta muestra", dice, a modo de declaración de principios. También, menciona al pasar la noción del “sentipensar”, ese encuentro consciente entre sentimiento y razón definido por Saturnino de la Torre y Maria Cândida Moraes, que a su vez reivindica una forma de trabajo con una fuerte impronta latinoamericana, desde los márgenes, en la que las redes que tienden estas prácticas están siempre, de base, arraigadas en lo afectivo, y es desde allí que se puede construir.

Más allá de la visibilidad que se otorga a estas prácticas y narrativas dentro del campo del arte argentino contemporáneo por el solo hecho de formar parte de un programa cultural a nivel nacional, para González, "la visibilidad sola es casi como un espectáculo, no sirve en sí misma", pero "fomenta puntos entre una red que todavía no se conocía". Y eso es lo que queda luego de la vida de la muestra: son los vínculos, las redes de resistencia que se forman frente a un futuro incierto, apostando a lo colectivo en cada paso del camino.


Otra apuesta importante, dentro de este contexto, es hacia el espectador. Al preguntar sobre el cómo, desde el equipo curatorial, se trabajó en relación al público y su posible recepción al recorrer la muestra, volvemos a la cuestión de los actantes que ocupa/mos el espacio. Si las piezas y el recorrido hacen su trabajo, ¿por qué no sucedería lo mismo con lxs espectadorxs? Y es desde ese pensamiento horizontal, que considera a todas sus partes por igual, en el que recae gran parte del valor de una muestra como SIMBiOLOGÍA en los tiempos que corren. Hacia el final de la charla, González nos deja con una última reflexión sobre esto último: “lo que expulsa es el aparato, no las experiencias artísticas en sí mismas”. Y la contundencia de esa afirmación me sigue rebotando en la mente casi tres semanas más tarde. A seguir desafiando al aparato, y a seguir creando desde lo afectivo.


SIMBiOLOGÍA. Prácticas artísticas en un planeta en emergencia. Salas de los pisos 6 y 7 del Centro Cultural Kirchner, de miércoles a domingos de 14 a 20hs, con protocolos.


Ficha técnica-artística:

  • Equipo curatorial: Valeria González (Secretaria de Patrimonio Cultural), Mercedes Claus, Florencia Curci y Pablo Méndez.

  • Web: simbiología.cck.gob.ar


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