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Todos deberíamos ser feministas

La conferencia de Chimamanda Ngozi Adichie realizada en el año 2012 en el marco de TEDxEuston, evento anual centrado en África, tomó la forma de un ensayo titulado Todos deberíamos ser feministas.


La escritora y novelista feminista, Chimamanda Ngozi Adichie, nació un 15 de septiembre de 1977, en Abba, Nigeria. Los temas que se encuentran en sus obras van desde la inmigración y la problemática racial, hasta el sexismo y feminismo. Con actualmente nueve obras publicadas, su best-seller, Americanah (2013) será llevado al formato televisivo en una mini-serie coproducida por las actrices Lupita Nyong'o y Danai Gurira.


En la conferencia de 2012, Chimamanda dió cuenta que, desde el comienzo de su carrera, ser feminista siempre tuvo una connotación negativa, atribuyendo esa elección como una consecuencia directa de la infelicidad, el odio hacia los hombres o el no poder encontrar marido, entre otras. Yéndonos a su infancia, ya estaba impuesto que sólo los niños lograban posiciones de poder, desestimando el esfuerzo que una niña pudiera hacer. En la actualidad lo seguimos viendo en los altos puestos jerárquicos. Cuando un hombre llega es lo esperado, pero si es una mujer la que ocupa ese lugar, como mínimo se la suele cuestionar. ¿Por qué? Porque se tomó como “normal" que ocurra de esta forma, producto de ver la misma escena repetida una y otra vez hasta volverse natural.



A diario las mujeres son bombardeadas con micromachismos, es decir, comentarios o acciones, muchas veces imperceptibles, en donde el dominio masculino atenta contra la autonomía femenina. Te invito a que te tomes dos minutos y pienses si, siendo mujer, alguna vez te encontraste con alguna de las siguientes situaciones:

  • Estando con un hombre, comiendo o tomando algo, al momento de pedir la cuenta se la entregaron a él.

  • Estando en un asado los hombres se encargaron de asar la carne mientras las mujeres se encargaron de todo lo demás (y obviamente “aplauso para el asador”).

  • Te mandaron a lavar los platos o a realizar alguna tarea doméstica por el simple hecho de ser mujer.

  • Dudaste si ponerte o no una prenda por lo que podrían llegar a pensar sobre tu persona, como si tu ropa te definiera, cuando con los hombres eso no ocurre.

En palabras de la autora son nimiedades, pero a veces las cosas pequeñas son las cosas que más nos duelen y, siendo mujer, expresar rabia ante esto está mal visto. A las mujeres se les enseña a caer bien, a gustar desde temprana edad. Pasamos demasiado tiempo enseñando a las niñas a preocuparse por lo que piensen de ellas los chicos. Y, sin embargo, al revés no lo hacemos. La forma en que se cría a las personas tiene un papel fundamental en la visión del mundo que tendrán, por lo que es muy importante hacer hincapié en este tema. El problema del género es que prescribe cómo tenemos que ser, en vez de reconocer cómo somos realmente. Imagínense lo felices que seríamos, lo libres que seríamos siendo quienes somos en realidad, sin sufrir la carga de las expectativas de género.


Hay que admitir que a lo largo de los años las mujeres han logrado cosas que se creían imposibles y que cuentan con más oportunidades que antaño, pero la mentalidad continúa pesando: la vinculación de la mujer con la cocina y los quehaceres del hogar, el hecho de que no resuene escuchar a una madre decir que su pareja “la ayuda" con el hijo, como si no fuese tarea de ambos el cuidado y la crianza del mismo.


Tocar estos temas suele generar incomodidad, hay resistencia y se busca alivianar al asunto. He leído y escuchado frases como "¿Feminismo? Yo prefiero la igualdad", “Si es todo lo mismo defiendan los derechos humanos y listo". En primer lugar, se tiene un concepto errado sobre lo que es el feminismo. Según éste lo que se busca es la igualdad social, política y económica de los sexos. No se habla de poner a uno por encima del otro, por lo que el concepto del dominio femenino está completamente errado, y hablar de derechos humanos en general lo único que logra es continuar con la negación del problema de género existente, es seguir repitiendo que las cosas son así porque es sólo una cuestión cultural. La cultura no hace a la gente. La gente hace la cultura. Si es verdad que no forma parte de nuestra cultura el hecho de que las mujeres sean seres humanos de pleno derecho, entonces podemos y debemos cambiar nuestra cultura.


Estamos en un momento crucial en donde hay que derribar los mitos sobre lo que es y lo que no es el feminismo, hay que dejar atrás que es un movimiento integrado sólo por mujeres. Feminista es cualquiera que asuma que existe un problema de género y quiera hacer algo para mejorarlo. Tomando esa premisa, todos deberíamos ser feministas.

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