Por Grisel Dozirciw
No es tarea fácil hablar de la transexualidad en el manga y el animé, en principio porque la identidad de género de los personajes no siempre es clara, probablemente debido a temas relacionados con el queerbaiting (*) y, tal vez, al desconocimiento de los autores sobre cómo hablar al respecto debidamente. Nos centraremos en temáticas relacionadas a personajes que por diferentes motivos viven su vida expresando un género que no es el que se les asignó al nacer y analizar qué están contando mediante estas historias.
Es una cuestión muy extensa y se podría decir que la existencia de personajes que ponen en duda su género impuesto (o al menos sus estereotipos) existen desde los inicios del anime y el manga. Ya en 1954 Osamu Tezuka había creado La Princesa Caballero, un manga que sentó las bases del género shoujo(*). En él se cuenta la historia de Zafiro, un bebé que nace con 2 corazones: Un corazón de mujer y un corazón de hombre. Luego de distintas situaciones, en las que Zafiro tiene que vivir ante la sociedad tanto como hombre y como mujer, finalmente decide renunciar a su corazón masculino tras enamorarse de un chico. Este es un esquema que se repetirá en el futuro.
La Princesa Caballero plantó una semilla que germinó en muchas historias donde juegan con los géneros de los personajes y donde se pone de manifiesto los conflictos que generan los estereotipos. Ejemplos fácilmente referenciales pueden ser La Rosa de Versalles, o Utena: La chica revolucionaria. Aunque también dio lugar a un sinfín de personajes secundarios caracterizados por diferentes rasgos andróginos, tantos que es casi imposible enumerarlos a todos.
Pero, ¿qué nos están diciendo todo esto? Un tropo demasiado habitual en estas historias es el de la persona que renuncia a su masculinidad por un hombre. Y uno de los casos más problemáticos que se han encontrado es el de Persona 4. Es necesario aclarar que este anime no viene de la adaptación de un manga si no de un videojuego y que su empresa, Atlus, ha sido llamada la atención varias veces por incluir temáticas LGTB-Fóbicas en sus juegos.
En la historia de Persona 4, sus personajes entran en un universo en el cual se tienen que enfrentar a un ser llamado Sombra, que es una representación de ellos mismos y simboliza su costado “reprimido”, eso que pretenden ocultarle al mundo. Solo pueden ganarle una vez que la aceptan como parte de ellos. En esta obra aparece Naoto, un personaje que se presenta como un chico durante la mayor parte de la historia, hasta que se enfrenta a su sombra y ahí se descubre que en realidad nació como una mujer. Naoto, entonces, tiene que aceptar eso como parte de su persona, y ahí es cuando empieza a vivir como una entidad femenina. Sin embargo, esto es algo que le pesa. Durante el enfrentamiento con su sombra, dice cosas como “Tengo que aceptar que soy mujer, aunque me duela”. Y todos a su alrededor parecen fomentar esta idea.
Es muy desalentador, ya que este es un personaje prometedor, clave para resolver el misterio de la serie y se podría haber planteado algo interesante, pero termina con un mensaje es confuso. Más allá de cuál fuera su verdadera identidad, trasmite ideas erróneas, casi pareciera que nos están diciendo que lo que pasaba era solo una fase y que todo se solucionará siempre que te adaptes a las normas de la sociedad.
Pero eso no es todo. Luego de que Naoto se enfrenta a su Sombra es que empieza a reconocerse como mujer, a pesar de no estar a gusto usando el uniforme femenino de la escuela. Sin embargo, en el videojuego hay una posibilidad de verla con ese uniforme que se niega a usar en la historia. Según el juego, Naoto ahora es una chica, lo que la convierte en un personaje datable, es decir, está a disposición de tener interacciones románticas con el jugador. Si el nivel de la relación con Naoto es alto, ella se pondrá el uniforme femenino exclusivamente para que el jugador pueda verla. Y aquí es donde la historia parece utilizar la identidad Naoto como un recurso fetichista: haciendo que el personaje utilice ropa con la que ha expresado no sentirse cómodo sólo para el placer del espectador. Y esta no va a ser la última vez que sea vea algo así.
Otros mangas como Kanojo ni Naru Hi o Boku Girl caen en premisas similares. El segundo es un manga que cuenta la historia de Mizuki, un chico que toda la vida vivió signado por el hecho de ser muy afeminado. Un día, por un hechizo, Mizuki se convierte en mujer de un día para el otro. O mejor dicho, cambia de genitales. El único que lo sabe es Takeru, su mejor amigo de toda la vida y él lo ayudará a encubrir esta situación, ya que Mizuki está convencido de que él en realidad es un hombre y no quiere que los demás sigan viéndolo como una mujer.
A medida de que la historia avanza, comienza a formarse un triángulo amoroso entre Mizuki, Takeru y otra compañera por la cual Mizuki siempre se sintió atraído. Y aunque sigue insistiendo con que él es un hombre y con que quiere volver a su anterior cuerpo, de a poco irá flaqueando. Descubre cosas que lo hacen sentirse cómodo como mujer, se permite utilizar ropas femeninas y llega un punto en que pareciera que no puede negar más su nueva genitalidad.
Finalmente, el género de Mizuki se consolida según el género de la persona que elige como pareja romántica. A partir de lo que el manga trasmite, parece querer decir que si un día tus genitales cambian, por mucho que te resistas, terminarás actuando conforme a lo que la sociedad pretende que hagas según ellos. Cambiará tu forma de vestirte, de llevar tu peinado, tus intereses, incluso tu orientación sexual. Esta idea convierte al género en algo estrictamente genital, binario y anticuado, eliminando cualquier otra forma de expresión, por mínima que fuera.
Tal vez podríamos decir que Mizuki en realidad siempre fue una mujer en su interior, que este hechizo fue la excusa para una aceptación propia que no pudo conseguir de otra manera, y podría ser el caso. Pero que se defina de acuerdo al género de su pareja invisibiliza e invalida la homosexualidad y la bisexualidad. Se vuelve a lo anterior: los personajes eligen cambiar de género para satisfacer a su interés romántico masculino.
Con esto no se pretende decir que todo anime o manga existente es machista, estos son solo unos ejemplos de un tropo que aparenta ser bastante habitual. Y es impresionante como estas ideas, que vimos por primera vez en un manga de los años 50, se siguieron emulando en el futuro. Esto definitivamente dice algo sobre como socialmente hay características tan arraigadas a los géneros masculino y femenino que incluso después de tantos años no se han podido cambiarlas.
Pero también existen animés que tratan esta temática de manera mucho más respetuosa, sin caer en deshumanizaciones fetichistas hacia los personajes. Series como Hoshiai no sora o Zombieland Saga incluyen personajes trans o que están cuestionando su género, de una manera bastante humana.
Otros animes destacables son Hourou Musuko, que cuenta la historia de una niña y un niño trans, y cómo estos tienen que enfrentarse a la pubertad, atravesar la secundaria y todo lo que eso conlleva; con la seriedad que corresponde; y Paradisse Kiss donde aparece el personaje de Isabella, una mujer trans que a través de la moda pudo hallar su identidad. Aunque Isabella es un personaje prácticamente de fondo, es un tratado con respeto.
Pero si hay algo que se puede decir a favor del anime, es que desde sus inicios existió la representación de personajes disidentes respecto a la expresión de género. Tal vez no lo han hecho de la mejor forma, pero desde luego están ahí y eso es más de lo que se puede decir de lo que pasa en la animación occidental, dónde si aparecían era solo para tratarlos como un chiste, viéndose un avance recién en la actualidad. En el animé, al menos se centran en contar su historia. Y soy optimista en cuanto cada vez podemos ver esta temática tratada de una mejor forma, no puedo dejar de pensar en que Japón fue un poco pionero en ese sentido. Esperemos que el futuro nos depare más historias interesantes que rompan el binarismo de género y sus estereotipos dañinos.
(*) Glosario:
Queerbaiting: Es una práctica que se acostumbra a ver en productos audiovisuales, en la cual los guionistas juegan con la posibilidad de que un personaje pueda llegar a ser LGTB+, pero sin comprometerse del todo, evitando así que determinado público pueda sentir rechazo al respecto.
Shoujo: Se le llama así a la demográfica de animes dirigida a un público femenino joven, aunque también suele tener asociada ciertas características temáticas o estilísticas, como las historias de amor, o la utilización de dibujos de flores y brillos para expresar sentimientos.
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