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Una Astronauta andaluza aterriza en el Río de la Plata

Por Laura Amarilla


Con seis álbumes de estudio y una larga lista de sencillos y colaboraciones entrañables, Zahara aterriza por primera vez en Buenos Aires para presentar sus canciones en un acústico que tendrá lugar el próximo sábado 7 de marzo en La Tangente. El setlist debut en la ciudad de la furia resulta impredecible: ¿cómo seleccionar 20 años de canciones para una primera y única noche? Es posible que no falten los éxitos que la convirtieron en la chica pop y la presencia de Martí Perarnau permite adivinar que sonarán los dúos clásicos y los de su último disco Astronauta.


El big bang que da inicio al universo artístico de la andaluza María Zahara Gordillo Campos cumple 21 años, una especie de mayoría de edad que la habilitó a volar por primera vez a Sudamérica con sus canciones. Sin embargo, compuso su primera canción a los doce años y su trayectoria artística por las ciudades españolas se remonta a 1999. Años después de aquellos primeros conciertos, edita su primer disco 913 con un repertorio de 12 canciones en el que aparece la versión inicial de su éxito “Con las ganas”. Y sí, es cierto que Zahara escribió muchos otros hits después de ese, pero esa canción es una especie de cicatriz que se abre cada vez que la vuelve a cantar en vivo. Tal es esa conexión con el auditorio que "Con las ganas" ya lleva tres versiones: la última es una acústica, lanzada el año pasado para celebrar el que se considera su décimo aniversario.



En constante expansión, su carrera musical tuvo un breve pero importante paso por el gigante Universal Music con quienes editó, en 2009, Zahara: la fabulosa historia de…, cuya difusión le valió el reconocimiento fuera de la península ibérica. En julio de 2011, luego de diversas presentaciones, la chica pop anunció su salida de la discográfica y la vuelta a la autogestión. Sin dudas, esta decisión traza el perfil político de su carrera musical y literaria. Ese mismo año, producido por Ricky Falkner, sale a la venta Pareja Tóxica, y su single “Leñador y la Mujer América” se convierte tiempo después en un mediometraje. Más adelante, produce Santa bajo su propio sello discográfico G.O.Z.Z Records, un disco que no sólo tenía 11 canciones nuevas, sino que incluía también un disco de rarezas.


Con audacia perspicaz, Zahara contempla y protagoniza las discusiones que el feminismo habilita en torno a la maternidad y a la menstruación. También, como la millenial que es, traslada estas temáticas a las redes, se divierte en Instagram haciendo reportes de Operación Triunfo, tiene una cuenta a la que sube sus fotos ‘cabreada’ y hasta creó un grupo de Telegram público en el que chatea con su mejor amiga, la escritora Patricia Benito a la vista de más de 1200 seguidores. Estos aparentes “desvíos” construyen la identidad de la artista, que se presenta espontánea y realista.


Además de su presencia en las redes y el intercambio con sus seguidores, la reina del “desayuno a todas horas” (término que se inventó cuando su hijo recién nacido, apodado Bichín, le desordenaba el sueño) se lanzó a proyectos cada vez más ambiciosos. Su novela Trabajo, piso, pareja (2017) y los poemarios Semaforismos y garabatonías (2014) y Teoría de los cuerpos: descripción explícita de la correspondencia (2019) tuvieron muy buena recepción en toda España y complementan su carrera musical, a la vez que reflejan su talento como escritora. Son tres obras (narrativa y poesía, respectivamente) atravesadas por un hilo conductor que ensaya distintas formas de describir las sensaciones físicas que despierta la interacción entre dos o más cuerpos en la cotidianidad y en esos encuentros excepcionales.


Tanto en sus proyectos literarios como musicales se revela una necesidad de complejización, de búsqueda del tesoro, de ir más allá. Como los viejos easter eggs que se ocultaban en los videojuegos de los 80’s, sus libros y sus discos se parecen cada vez más a piezas de museo, objetos de admiración estética en sí mismos. Astronauta (su último lanzamiento) es un ejemplo de ello, una especie de trabajo de inteligencia en tiempos de plataformas de streaming y redes sociales. Esta obra se adapta a las demandas contemporáneas y construye, alrededor de un disco-objeto, un universo complejo e interesante que se conecta con sus canciones. Funciona como un viaje en el que Zahara se calza el traje espacial y decide comandar una tripulación compuesta por sus músicos, pero también por su oyentes. Un código impreso en una tarjeta que acompaña cada EP y cada disco físico hace las veces de pasaje y brinda acceso a contenido exclusivo. Esos detalles tan cuidados le otorgan valor agregado a su propuesta artística.


Sus canciones manifiestan con metáforas, en escenarios surrealistas, con outfits vintage y duetos inigualables, su oposición a la violencia machista y al alquiler de vientres. Reivindican el amor en todas sus formas y obsequian una infinita lista de guiños y referencias a partir de los cuales se revelan nuevas anécdotas y recuerdos. El disparador de la primera historia que aparece en Astronauta es el cruce con –nada más y nada menos– que David Duchovny. El nombre propio que titula la canción no sorprende a quienes siguen la vida de la artista en las redes: es fanática de X-Files y de otras grandes series de ciencia ficción como Twin Peaks.


Unos tracks más adelante, en algún planeta desconocido y bajo la la dirección Guillermo Guerrero, se entierra en el “Fango” para relatar un juego ambivalente entre el recuerdo y el desinterés de algún amor ingrato. Y en los duetos, otra joya de este último disco transcurre en una nave, en lo que parece la pausa de un viaje interestelar suspendido: la canción es “Guerra y paz”, a dúo con el catalán Santi Balmes (líder de Love of Lesbian). Por último, alejándose del indie y volviendo al pop, el hit bailable de este disco es sin dudas “Hoy la bestia cena en casa”. Una canción que juega con metáforas a criticar a ese ideal de macho dominante. En una vuelta edípica le reclama la castración del poder con un sutil “arráncate los ojos” y desnuda la hipocresía neoliberal capitalista que existe en torno al alquiler de vientres y a la explotación sexual.



En cuanto a esta gira, la lista del posible repertorio de Zahara en su arribo a Sudamérica resulta impredecible. Nadie sabe, tampoco, si será el mismo para sus tres conciertos y quizás lo que sucedió durante el primer concierto en Lima permita un pequeño spoiler. La segunda fecha es en Santiago de Chile y el cierre es en Buenos Aires. Algunos fanáticos ensayaron un bingo-set-list en la que le proponen a la “Reina Madre” (como la llaman) una serie de opciones que van desde canciones perdidas en los recónditos rincones de la galaxia, como “Olor a mandarinas”, “El lugar donde viene a morir el amor”, “Adjunto foto del Café Verbena” o “Cartas entrelazadas” hasta hits infaltables como “El frío”, “Con las ganas” “Caída libre” e incluso las versiones de “Lucha de gigantes” y “Domingo astromántico”, ambas grabadas con Santi Balmes hace ya varios años.


No es posible adivinar cómo la oriunda de Úbeda llevará adelante el recorte de su repertorio ante la demanda de un público que la está esperando hace, por lo menos, diez años. Sin embargo, esta gira sienta un precedente para que se repitan los vuelos transocéanicos y que la astronauta regrese ya con la tripulación completa como ha sucedido con otros artistas españoles como Rozalén, El Kanka, Marwan, Vetusta Morla, etc. Para quienes no quieran esperar a ver si eso sucede, todavía quedan algunas entradas para el sábado 7 de marzo en La Tangente disponibles aquí.


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